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Fernando del Paso evoca en la FIL su amistad con Juan Rulfo

Fernando del Paso era 18 años menor que Rulfo, diferencia que no impidió la formación de una buena amistad. Foto Arturo Campos Cedillo

Ericka Montaño Garfias, enviada

Guadalajara, Jal.

¡Diles que no me maten, Justino!, la voz de Juan Rulfo llenó el auditorio que lleva su nombre durante el homenaje que se le rindió el viernes pasado con motivo del centenario de su nacimiento y como parte de las actividades de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.

Fue la voz del premio Cervantes, Fernando del Paso, la que, tras un breve discurso, dio entrada a la grabación del programa de radio en el que, tras la muerte de Rulfo, leyó una carta que le escribió y en la que se intercalaba su voz con la del autor jalisciense, fallecido en 1986, la cual se inicia así: “A que no sabes con qué me salieron el otro día, Juan, ni te lo imaginas. No sabes las cosas que dice la gente cuando no tiene nada que decir. Fíjate que andaba yo por París, porque te dije que venía por París…”

Poco antes de que entrara la grabación en los sistemas de sonido del auditorio, en el que entre el público estaba otra premio Cervantes, la escritora y periodista Elena Poniatowska, Del Paso, habló de su amistad con Rulfo: A sabiendas de que fui muy amigo de Juan Rulfo se me ha invitado en varias ocasiones a hablar de él, de modo que me veo precisado a repetir algunas cosas; Rulfo tendría hoy 100 años y yo tengo 82. Los 18 años que era mayor no fueron ningún obstáculo para nuestra amistad. Esto dice también cuando uno es devoto de la literatura, y en general del arte, la diferencia de edades no impide la formación de una buena amistad.

Un desierto de piedras

Así, cada miércoles después de la reunión semanal del centro de escritores, los dos se iban a un café y pasaban horas leyendo novelas, fumando y tomando café: Juan era una enciclopedia andante, conocía de novela mexicana rusa, china, de cómo al paisaje se le otorgan características humanas y decimos el humo de la montaña o la garganta de la montaña, en este caso, añadió, “Pedro significa Piedra y Páramo significa desierto. Pedro Páramo sería piedra en un desierto o un desierto de piedras”.

Habló de la influencia de Rulfo y también aseguró que aunque nos vimos muchas veces, jamás se me ocurrió compartir con él ninguna sustancia que pusiera en riesgo su integridad como escritor o persona, tampoco la mía. Nos volvimos cafetómanos y tabacómanos. Trabajé en la BBC de Londres y en Francia Internacional, como locutor y productor de programas de radio que transmitíamos en onda corta a América Latina en español; me tocó dar la noticia del fin de la guerra de Vietnam y del fallecimiento de Juan Rulfo.

Del Paso estuvo acompañado por los escritores Élmer Mendoza, Rosa Beltrán y Gonzalo Celorio, quienes se refirieron a la importancia de la muy breve obra de Rulfo, no sólo en México sino en autores de diversos países, entre ellos el Nobel Gabriel García Márquez y Emmanuel Carrère, Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances de este año, quien durante su discurso reconoció que Pedro Páramo había sido una de sus experiencias más fuertes como lector.