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El Teatro de la Ópera de Roma pondrá a una mujer en el podio

El Teatro de la Ópera de Roma pondrá a una mujer en el podio

Gianna Fratta (1973), pianista y primera italiana en dirigir la Berliner Symphoniker; Simone Young (1961), directora australiana, y Marin Alsop (1956), directora y violinista estadunidense. Foto Internet, Bertold Fabricius y Peter Read Miller

Alejandra Ortiz Castañares

El Teatro de la Ópera de Roma evalúa llenar el vacío que deja Riccardo Muti y poner en el podio a una mujer, para lo cual propone los nombres de la joven Gianna Fratta, la primera italiana en dirigir la Berliner Symphoniker; Simone Young, y Marin Alsop.

La crisis que agobia a las fundaciones lírico-sinfónicas en Italia no cesa de causar desconcierto, si se considera que aquí no sólo nació la ópera hace 400 años, sino que existe una tradición en el género muy arraigada; constituye un símbolo de identidad nacional y de transmisión cultural.

La ópera es una fuente de empleo para un abanico de profesionales y artesanos que alimentan esta potente máquina cultural.

En la actualidad, ocho de las 14 fundaciones existentes en Italia están en números rojos. Los medios denuncian descontentos, despidos, huelgas, enfrentamientos, preocupación.

Llevan años de zozobra, sin embargo, por primera vez aparece una señal de recuperación, en un entorno donde la crisis económica ha modificado en poco tiempo la conciencia gubernamental frente a la cultura, transformándola de herencia engorrosa en vigoroso recurso para activar la economía.

La frase de que la cultura es elpetróleo de Italia se escucha cada vez con más frecuencia y el titular del Ministerio de Cultura y Turismo, Dario Franceschini, camina al paso del aire renovado que caracteriza al actual gobierno, del cual se ha beneficiado la lírica, aunque no sin traumas.

Hundirse o nadar

Luego de la estruendosa renuncia de Riccardo Muti a la Ópera de Roma, el pasado septiembre, y el posterior despido colectivo del coro y orquesta, se suma ahora que 53 trabajadores y seis bailarines del Maggio Musicale Fiorentino, no serán liquidados sino absorbidos por Ales, una sociedad del Ministerio de Cultura, a partir del primero de enero de 2015.

A eso se agrega el recorte de 75 por ciento de los servicios de limpieza del teatro, lo que dejará a nuevos desocupados.

En febrero de 2013 el Maggio fue la primera fundación musical en Italia que anunció estar casi en bancarrota, encontrándose con una situación financiera desastrosa: un déficit de 10 millones de euros y 35 millones de euros en deudas.

Ahora será el primer teatro en salir del túnel gracias a la inminente aprobación del plan de saneamiento de cuentas presentado hace meses por el comisario extraordinario del Maggio, Francesco Bianchi, quien ha sido ya aprobado por el ministerio y espera la inminente ratificación del Tribunal de Cuentas para actuar, al amparo de la nueva Ley Valor Cultura.

A Bianchi –quien desde el pasado julio se ha convertido en el superintendente del teatro– le fueron concedidos 27.8 millones de euros del fondo de salvación puesto a disposición por el Estado. Se trata de un préstamo a rotación con intereses muy bajos (0.5 por ciento) que el Maggio se ha comprometido a restituir en los siguientes 30 años.

Ese fondo permitirá saldar deudas, así como solventar impuestos y demandas, lo que permitirá reparar la economía del teatro para remprender el vuelo.

La receta de Bianchi pudiera convertirse en paradigmática para el resto de las fundaciones culturales italianas en problemas, siempre y cuando logren ajustarse a su severidad y las partes implicadas estén dispuestas al sacrificio: los bancos fueron constreñidos a reducir el adeudo de 15 a 3 millones de euros, los sindicatos a entrar en engorrosas negociaciones, los trabajadores a privarse del salario durante cuatro meses y a evitar cualquier huelga que comprometa todavía más la economía del teatro. Como reza el proverbio:Hundirse o nadar.

Por el equilibrio presupuestal

Las privaciones redimieron al teatro. Los trabajadores excedentes, casi todos con cargos administrativos, salvaron su plaza con parches, aunque el principal problema siguen siendo los bailarines del Maggiodanza, que habían sido cedidos a una empresa externa, pero ahora han regresado a la fundación y deben ser reubicados.

Como ordena la ley, Bianchi tendrá que alcanzar el equilibrio presupuestario en 2016, para cuando espera duplicar las ganancias con la venta de boletos por 6.5 millones de euros, alentar el escaso patrocinio privado, pero sobre todo potenciar un proyecto artístico que haga resurgir al teatro.

Para ello será necesario redimensionar –según Bianchi– el papel de Zubin Mehta, quien es desde 1985 el director artístico del Maggio y titular vitalicio desde 2006.

Sin medias tintas, en una entrevista de Bianchi con Il Corriere fiorentino, que suena a ruptura, dijo: “Para relanzar el teatro no puede ser Mehta el único protagonista. Ha dado mucho a la ciudad, pero también ha recibido mucho.

“El futuro director musical –señaló– deberá compartir con el superintendente el proyecto artístico, asegurar una presencia continua en el teatro muchas semanas al año. Tiene que ser una figura de referencia para las masas artísticas, que deben reconocerse en él.”

El Maggio corteja a Muti

Zubin Mehta, desde Tel Aviv, en una entrevista con el diario La Nazionereplicó: “Antes que nada, deseo saber qué piensa la orquesta, si después de 30 años dicen que quieren cambiar, los entendería. Me iría de inmediato.

“Quisiera sentirme apreciado por el nivel al que he llevado a la orquesta en estos años. Pero no he escuchado todavía esas palabras.

“Mi relación con Bianchi y el alcalde Nardella es amigable. Los encontré en septiembre y cuando Bianchi me explicó que buscaban a un director musical, le respondí, ‘…perdone, ¡pensé que era yo!’

Soy un director que hace todas las pruebas, pero si el teatro necesita un asistente, no tendría objeción, siempre y cuando fuera aprobado por la orquesta. Sin embargo, quieren a un director musical pero no me han explicado qué significa eso.

Aunque el Maggio corteja a Muti, quien fue ya director principal de ese teatro de 1968 a 1980, es difícil que cubra la continuidad requerida por Bianchi en un clima aún inestable.

Por lo pronto, después de largos años de ausencia, Riccardo Muti se presentará excepcionalmente en Florencia, el primero de diciembre, con la Orquesta Cherubini.

Mientras, la incertidumbre persiste en las casas de ópera en Italia.