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Esta es la primera columna que escribimos como Colectiva, aún no sabemos cuánto tiempo estaremos en este espacio; sin embargo, estamos muy contentas. En un primer momento queríamos tener nuestra primera aproximación con ustedes hablándoles un poco sobre los feminismos, cómo los vivimos nosotras y la necesidad de los mismos. Pero mientras redactamos, Amnistía Internacional realiza la campaña #Usamivoz, esto con relación al feminicidio de Karla Pontigo. No conocimos a Karla personalmente, lamentablemente supimos de ella después de que la asesinaron, lo que influyó para que esta columna sea dedicada a ella y a su familia.

Karla era una mujer de 22 años, estudiaba la carrera de nutrición y trabajaba los fines de semana como edecán en el antro Play. El 28 de de octubre del 2012, al terminar su jornada laboral, su hermano la recogió como de costumbre, pero al entrar al centro de trabajo de Karla la encontró gravemente herida y sin ayuda. Aunque reportaba signos de haber sufrido violencia sexual, el personal médico que la atendió no documentó las lesiones e indicios de violencia. Lamentablemente, Karla falleció el 29 de octubre. El Servicio Médico Forense que realizó la necropsia, identificó varios elementos de una posible agresión sexual; sin embargo, la Procuraduría, amparándose en un dictamen que realizó un famoso médico legista y profesor de la Facultad de Derecho, estableció que Karla había muerto por «tropezarse y caer sobre una puerta de cristal».

Múltiples irregularidades se hicieron presentes en el caso, por ejemplo, la Procuraduría no resguardó la escena del crimen, lo que provocó la pérdida de evidencia valiosa para determinar si Karla había sido agredida sexualmente; a la par, le negaron a la familia de Karla el acceso al expediente y a participar en la investigación; no obstante, de ser derechos garantizados por nuestras leyes. Otro dato importante fue el aportado por la madre de Karla, ya que dio a conocer que su hija era acosada por Jorge Vasilakos, dueño del antro Play, quien supuestamente estaba vinculado al crimen organizado. Karla llegó a contar esto en sus redes sociales pero este elemento no fue tomado en cuenta en su momento.

Del caso logramos enterarnos por personas conocidas, ya que en la prensa no se encontraba ningún dato. Indignadas por lo ocurrido, algunas activistas que conformaríamos después la Colectiva, impulsamos actividades junto a otras/os activistas para exigir justicia, ya que la prensa guardaba silencio y habíamos escuchado que la familia de Karla estaba siendo amenazada para que no denunciara.

En esos días se llevó a cabo la primera «Marcha de las putas», organizada por varias feministas, entre ellas algunas de nosotras. En ese momento la consigna que levantábamos era contra el acoso callejero, pero ante la violenta noticia, la consigna «Justicia para Karla» se posicionó dentro de la marcha y la gritamos frente la Procuraduría General de Justicia. A esta actividad le siguió un Tuit storm y la intervención en la carrera organizada por el Instituto de las Mujeres de San Luis Potosí —dependencia que ni siquiera se había pronunciado ante el caso de Karla—. Cientos de personas corrieron con la leyenda «Justicia para Karla» pegada a sus espaldas. Queremos pensar que las exigencias de justicia por parte de la sociedad armaron de valor a su familia, que logramos romper el cerco y que se abría el camino para pedir castigo a los responsables. Sin embargo, hasta la fecha, Jorge Vasilakos, único responsable procesado por el feminicidio de Karla sigue sin castigo. Hasta el momento, el expediente de su feminicidio se encuentra ante la Suprema Corte de Justicia y la CEAV ha atraído el caso; Amnistía Internacional se ha posicionado exigiendo que se juzgue con perspectiva de género y se emita un fallo para abrir una nueva investigación sobre el feminicidio ante la violación al derecho de debido proceso, nosotras nos sumamos a esta exigencia.

El feminicidio de Karla es el primero lleno de sadismo del que muchas tuvimos conocimiento y que nos llenó de un sentimiento de impotencia y rabia, pero con el paso de los años se han ido acumulando más; la violencia hacia las mujeres parece no tener fin. Exigir justicia para Karla, es exigir justicia para todas, por las que no han vuelto a casa, por las que drogan y violentan, por las que les arrebató la vida su propia pareja, por las que son acosadas en el trabajo, por las que han sido víctimas de violencia sexual, por todas las que han sido y por todas las que serán; hasta que nos dejen vivir en paz.

Que el dolor se vuelva rabia
Que la rabia se vuelva lucha y
Nuestra voz, grito.

Colectiva la Castilla Combativa
Colectiva la Castilla Combativa
Colectiva feminista de mujeres, fundada en 2013. Apostamos por la construcción de un nuevo mundo sin opresión de ningún tipo y al trabajo y unión entre mujeres para lograrlo