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Demandan campesinos a Peña retirar sector agropecuario de TLCAN

Campos de siembra y corte de caña en el paraje “Los Cuatro”, en Ayala, Morelos. Foto Cuartoscuro / archivo

Carolina Gómez Mena

Ciudad de México. El presidente nacional de la Central de Organizaciones Campesinas y Populares (Cocyp), José Jacobo Femat, dijo que luego de 23 años de operar el TLCAN, en México se dejaron de sembrar seis millones de hectáreas, se estancó la producción de granos básicos y actualmente se importan más de 15 millones de toneladas de maíz amarillo, así como oleaginosas y frijol, además perdimos dos millones de empleos rurales y desapareció la estructura productiva que resolvía 95 por ciento de las necesidades alimentarias y de materia prima del país.

“En virtud de la grave devastación generada por el TLCAN en el campo, el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto está obligado a retirar de la mesa de negociación con Estados Unidos el apartado agropecuario”, demandó el dirigente de la COCYP.

Entrevistado sobre la decisión del presidente estadunidense, Donald Trump de renegociar el TLCAN, comentó que es una oportunidad para reparar “los graves errores cometidos por el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, quién con esa firma, entregó la soberanía, los derechos sociales, el territorio y el mercado a gobiernos y empresas extranjeras”.

Dijo que con el TLCAN se inició el control total de las ramas productivas y sistemas producto por monopolios extranjeros, desde la producción de insumos hasta la industria y comercio de alimentos.

Con la firma de dicho acuerdo “México se obligó a cambiar todas sus políticas internas de desarrollo, a cancelar los programas oficiales de atención al sector rural, a disminuir los presupuestos de apoyo al campo, abandonar las estrategias de planeación del desarrollo rural, abandonar los proyectos de investigación en biotecnología, en animales y plántulas, a cerrar sus plantas productoras de semillas y fertilizantes”, argumentó.

La firma del TLCAN nunca contempló alternativas para los productores y sus familias, el gobierno mexicano tampoco tuvo una propuesta de empleo para los miles de jóvenes emergentes de la población rural y urbana.

Asimismo, trajo la “quiebra económica de decenas de miles de pequeñas y medianas empresas acuícolas, pecuarias, avícolas, porcinos agrícolas, frutícolas, forestales, extractivas, de transformación y otras empresas regionales que no resistieron el embate capitalista de las empresas extranjeras”.

Para Jacobo Femat, se debe construir una estrategia de desarrollo integral, considerando las capacidades territoriales, culturales y productivas del país, es una tarea urgente de la sociedad y gobierno, “pero el TLCAN no es la solución, como se le ha querido justificar”.

Dejó en claro “el gobierno de la República debe entender que los acuerdos comerciales  no son la panacea ni el fin de la sociedad mexicana para elevar sus condiciones de bienestar”.

El gobierno está obligado a restituir los programas públicos y presupuestos que el campo tenía y necesita para impulsar su desarrollo, al rediseño de una política pública que proteja los recursos naturales y minerales del país, a restablecer los principios sociales de la Constitución y fortalecer la estructura agraria desmantelada con las reformas salinistas además es urgente acabar con el mercado libre de tierras que ha servido para despojar a millares de campesinos por las empresas mineras extranjeras.