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Simplemente
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Del gasto al gusto

Carlos López Torres

Otra vez, para variar, son los diputados motivo de acres comentarios por su reiterada y puntual aplicación del popular dicho: unos son los del gasto y otros son los del gusto.

Y es que los legisladores, sólo para justificar su costosa presencia en el Congreso del Estado, recurrentemente presentan cuanta iniciativa se les ocurre, aunque pasado el tiempo se olvidan de sus propuestas dejando en el abandono lo que en su momento se presentó como grandes iniciativas.

Uno no sabe a estas alturas qué tan abultado es el rezago que viene arrastrando el Poder Legislativo, menos aún, cuáles de las más de 700 iniciativas pendientes, aproximadamente, son verdaderamente importantes no obstante la displicencia de los autodenominados “representantes populares”, quienes se dan gusto dilapidando el presupuesto hasta por adelantado.

No es casual por lo tanto, que en la Ley de Egresos enviada por el titular del Ejecutivo para su discusión y aprobación, en su caso, entre los favorecidos con un aumento al presupuesto se encuentren los señores legisladores, mismos que ya desde ahora levantan el dedo para aprobar los aumentos en materia de impuestos, derechos y otros servicios que el patrón les mande. Como dice el refrán: con el dinero en la mano no se olvidan los encargos.

Todo ello, en medio de la descomposición generalizada del “sistema”, con una camada de ex gobernadores y mandatarios estatales actuales enriquecidos a más no poder, convencidos de que el lema “no pido que me den, sino pónganme donde hay”, tiene plena vigencia sin importar de dónde viene el dinero, aunque sean conscientes de que todo ello conduce a la muerte, como dice el arzobispo de San Luis Potosí, Carlos Romero Cabrero.

Ahí están los casos de los dos ex gobernadores de Tamaulipas, Tomás Yarrington y Eugenio Hernández, ambos miembros distinguidos del PRI, reclamados por la justicia del imperio vecino, acusados de estar relacionados con el narco y lavado de dinero, según declaraciones de un ex agente de la DEA, a quienes no sólo no ha alcanzado la muerte, sino la terrenal justicia que uno supone debiera ser impartida sin miramientos por los actuales gobernantes del tricolor.

El llamado aislado de algunos diputados, así como la solicitud del prelado Jesús Carlos Romero en el sentido de que se haga algo para parar la violencia del crimen organizado, no logra sin embargo sensibilizar a la Cámara de Diputados en su conjunto, más preocupados por recibir lo antes posible sus tres meses de aguinaldo y aprobar lo que se les pida, menos exigir medidas del Ejecutivo que frenen la ola de violencia que dura ya meses.