¿A qué le está dejando de apostar el gobierno federal?
16 septiembre, 2016
Distracción institucional
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Las linduras de Videgaray

Ignacio Betancourt

Hipótesis verosímil, no tengo duda, el suponer el escándalo de (pato) Donald Trump como un ocultamiento para los estropicios económicos realizados anticonstitucional y cínicamente por Luis Videgaray (y su equipo), durante sus funciones como secretario de Hacienda en el gabinete del actual gobierno federal; la siniestra visita de Trump por invitación del llamado presidente de México resultó la cortina de humo ideal para permitir la graciosa huida del causante principal de la situación económica del país (agravada por la situación internacional).

Ahora se sabe que el desbarajuste económico realizado impunemente por Videgaray durante más de tres años implica entre otras linduras “colocar deuda sin avisar al Congreso”, lo que lo sitúa, según analistas, en la posibilidad de ser sometido a juicio político pues nada menos y nada más quebrantó tanto “la Constitución como las leyes de Responsabilidad Hacendaria y las de Responsabilidades de los Servidores Públicos”, según explicó Gabriel Reyes Orona (ex procurador fiscal de la Federación). El perjuicio en contra de millones de mexicanos arrinconados en la más injusta de las pobrezas puede quedar impune bajo la cortina de humo de la visita de (pato) Donald Trump, que funciona a las mil maravillas para ocultar las flagrantes violaciones a las leyes realizada por el ex secretario de Hacienda y sus colaboradores más cercanos.

Según el ex procurador fiscal de la Federación una crisis financiera “está a punto de estallar” en México, lo que se hará sentir en la población de manera brutal. El comportamiento de la Secretaría de Hacienda en los tres años anteriores, por ejemplo no devolver el IVA (o devolverlo a cuentagotas) contribuyó al cierre de maquiladoras y pequeñas empresas y obviamente a un desplome del empleo. Dice Reyes Orona: “como gobierno, puedes jugar o simular que ese dinero es tuyo cuando no lo es. El problema es que ya te lo gastaste. (…) las mentiras de la recaudación se comenzaron a tapar con deuda pública.”; los problemas de esta se incrementaron “de manera exorbitante cuando la recaudación se les vino al suelo (y) comienzan a inventar mecanismos de endeudamiento que se encuentran muy por encima de lo razonable.”

Así que importándoles un comino la inmensa mayoría de los mexicanos (como buena tradición nacional), el aparato de gobierno construyó un evento espectacular en donde Luis Videgaray Caso renuncia por haber convencido a Peña Nieto de invitar al pato Donald, pero no por el gravísimo atentado a las finanzas nacionales que él contribuyó a realizar. Insiste Reyes Orona que tal situación “no había ocurrido desde Porfirio Díaz (…) la crisis de financiamiento del país comenzó en el día que se volaron el techo de financiamiento interno”. Ante ello el Congreso se abstuvo de pedir cuentas a Hacienda y por lo tanto incurrió “en una falta de control y supervisión absoluta”. La reforma fiscal fracasó y concluye el ex fiscal de la Federación: “este tipo de economía genera menos recaudación, y una menor recaudación con el mismo gasto, demanda recortes”. Favor con favor se paga, el pato Donald recibe el apoyo del gobierno mexicano a su campaña electoral y a cambio sirve de pantalla para disimular los estropicios del llamado “cerebro” del Copete Parlante.

Y cambiando de tema, pasemos al 206 aniversario de la guerra de Independencia, que mas que celebración en estos días resulta una broma siniestra. La insurrección contra el virrey y su gobierno peninsular la encabezaron las élites criollas, quienes a finales del siglo XVIII recuperan para sus propios intereses, por ejemplo, la memoria indígena del pasado manteniendo un control absoluto sobre su interpretación, tratando de incorporar al resto de la población que generalmente siempre termina siendo carne de cañón en tales confrontaciones, como ocurrió con quienes acompañaron en el movimiento independentista al cura Hidalgo. De ninguna manera significa que la guerra de Independencia no haya resultado un avance modernizador, sin embargo, no debe soslayarse que en buena medida  además de la situación de insoportable aplastamiento contra indígenas, mestizos y criollos, fue resultado de la invasión napoleónica a España y la defenestración de Fernando VII, la cual fungió como detonante de la insurrección popular y criolla en los dominios hispanos de América.

Desde mediados del siglo XVIII algunos religiosos (principalmente jesuitas) impulsaban la ciencia experimental y una filosofía no escolástica, es decir da inicio la separación entre religión y educación (lo que ahora intenta reeditar nuevamente la derecha más recalcitrante) y además se comienza a generar una historiografía nacional, lo que entre otros factores  viene a constituir un suelo propicio para el levantamiento, aunque el hecho más evidente sea el intento de la monarquía española por gobernar sus posesiones con principios tomados de la ilustración.

El historiador Enrique Florescano dice que en la Nueva España “el cambio principal que introdujo la política ilustrada de los Borbones fue la sustitución del proyecto de crear un Estado-iglesia, por el de implantar un Estado laico moderno, ya no dirigido por los valores y la moral religiosos, sino por los principios de la modernidad ilustrada”. No está por demás entender que los actuales reclamos promovidos por el catolicismo más anacrónico, con el pretexto de oponerse a los matrimonios igualitarios (que por cierto a nadie obligan a casarse con alguien del mismo sexo) se manifieste con un atraso cultural de más de dos siglos, aunque muy bien aderezado con ideas “eternas” e ignorando olímpicamente cualquier respeto a los derechos humanos del ciudadano.

Tomado de la edición facsimilar del Romancero de la guerra de independencia, preparado por Victoriano Agüeros en 1910 para la conmemoración del primer centenario de la guerra de Independencia, va la penúltima estrofa del poema titulado Hidalgo (donde se recrea el fusilamiento del cura de Dolores), escrito en versos octosílabos por Rafael Ruiz Rivera: ¡Vedle ya cómo camina/ con el semblante risueño/ de los que abrigan una alma/ colosal dentro del pecho!/ Su ingente calma es mentís/ a los procaces arteros/ que intentaron empañar/ con sus embustes perversos/ la eterna gloria, el valor/ de Caudillo tan excelso./ ¡Vedlo ya con la dulzura/ del ser simpático y bueno/ ofrecer a sus verdugos/ un regalo y un recuerdo;/ Y al escuchar del tambor/ los roncos sones guerreros,/ adelantarse al lugar/ del sacrificio sangriento…!/ ¡Vedlo, en fin, arrodillarse/ tranquilo, ocupando el centro/ del cuadro que parpadea/ con resplandores siniestros:/ su mirada es apacible/ de majestuosos destellos/ y se clava en el azul/ inmaculado del cielo;/ escucha con atención,/ con cariño y en silencio/ las dulces exhortaciones/ de un sacerdote discreto./ Y al fulgurar imponente/ la espada que ordena ¡fuego!/ se derrumba noble y digno/ sin proferir un lamento;/ sólo en sus labios palpita/ el suspiro postrimero/ que va hasta Dios demandando/ la Independencia de México.