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México SA: Otra tormenta en 2016

reforma energética

P ara todos ustedes que vivían en la ignorancia, el “ministro del (d) año” ha tenido a bien informarles que, “sin optimismo infundado”, México “se encuentra en un evidente proceso de crecimiento macroeconómico reflejado favorablemente en el bolsillo de los ciudadanos”, por lo que queda claro que el incremento de la pobreza en el país forma parte del “pesimismo infundado”.

Alegraos, mexicanos lerdos, que lo dicho por Luis Videgaray es tan real y científico como la “ausencia de conflicto de interés” (Virgilio Andrade dixit) en el asunto de la Casa Blanca (la de aquí) y los jacalitos de Malinalco e Ixtapan de la Sal.

En síntesis, versión “ministro”, todo marcha de maravilla y México es envidiado por la comunidad internacional, y con esa directriz se estrenará la siempre productiva bancada tricolor y sus rémoras verdes en la 63 Legislatura, con la que Videgaray se reunió el pasado sábado.

Todo de maravilla y el país de nueva cuenta abriendo las puertas del primer mundo, aunque como siempre hay detallitos que no obstante confirman la “evidencia” de ese “crecimiento macroeconómico reflejado favorablemente en el bolsillo de los ciudadanos”.

Un repaso por lo que dijo el marqués de Malinalco, que confirma el “evidente proceso de crecimiento”: para 2016, “teníamos una estimación de crecimiento de 3.3 a 4.3 por ciento”, proporción que abiertamente se incumplirá, porque “hay una presión evidente hacia un menor incremento”, de tal forma que “las expectativas económicas del gobierno federal habrán de ajustarse a la baja en los próximos días, derivado de la incertidumbre internacional” (léase la economía se mantiene en picada; la tasa anual promedio en el primer trienio de EPN a duras penas llegará a 1.8 por ciento, es decir, nada, y por cuarto año consecutivo Hacienda no da una en la materia).

El precio del petróleo: “lo estimábamos en 55 dólares por barril; hoy la mezcla mexicana de exportación está por debajo de 39 dólares (36.24 dólares el viernes pasado); sin embargo, aquí una buena noticia es que la Secretaría de Hacienda ha llevado a cabo ya el programa de adquisición de coberturas, y hemos podido cubrir un nivel de 49 dólares por barril” (en 2015 tal cobertura fue de 76 dólares, es decir, la diferencia a la baja es de 35.5 por ciento, y como tales coberturas funcionaron muy bien debieron recortar el presupuesto federal en 124 mil 500 millones). Por si fuera poco, gracias a la “reforma” energética se compartirá la renta petrolera (80 por ciento para los privados y 20 por ciento para el erario, de acuerdo con los primeros resultados de la ronda uno).

Con todo, dijo, “es un hecho que también los ingresos petroleros tienen presión a la baja y las últimas semanas, particularmente las últimas dos, han sido de deterioro relevante en los precios de las materias primas, incluyendo el petróleo crudo”. En 2012 tales ingresos representaban 40 por ciento del presupuesto; a estas alturas a duras penas llegan a 16 por ciento. Y de cereza, “existe también probabilidad de que proyectemos una plataforma de producción petrolera menor a los 2.4 millones diarios que habíamos señalado en los Criterios de Política Económica” (información de Pemex detalla que al cierre de junio pasado la producción apenas llegó a 2.2 millones, 12 por ciento menor a la de 2012).

Tipo de cambio: “estamos viendo una tendencia hacia la depreciación del peso (¡sorpresa!: antes aseguraba que era el dólar el que se apreciaba), pero según el “ministro” México la libra muy bien, porque “tiene fundamentos muy sólidos en lo macroeconómico, y porque tenemos una agenda de reforma estructural que no tienen otros países” (Panamá, por ejemplo, no tiene esa agenda, pero crece 7 por ciento anual; México si cuenta con esa gloria, pero “crece” 1.8 por ciento).

Con relación al tipo de cambio, va la anécdota de Videgaray: “hace unos días platicaba yo con el ministro de Hacienda en Colombia, y me decía: oye, Luis, hay algo que yo no entiendo de México, ¿por qué les preocupa tanto el dólar?… Acá, cuando se devalúa el peso colombiano, la gente lo festeja, van a llegar más turistas, vamos a exportar más, las remesas son mayores, Y le decía: tienes razón, Mauricio y un poco de eso, por supuesto, pasa también en México”.

Feliz el “ministro” de aquí, pero en la bella Colombia no comparten el entusiasmo, pues la moneda de aquel país (“alguna vez fue considerada por los economistas internacionales la más sólida de América Latina (según Bloomberg), es hoy oficialmente la moneda más devaluada del mundo, únicamente superada por el rublo ruso”. En un año la caída ha sido de 56 por ciento, y la expectativa de crecer 6- 6.5 por ciento se fue al caño, junto con el poder adquisitivo, pues, como en México, mucho de lo consumido por los colombianos viene de afuera y se cotiza en dólares.

Una más: la economía mexicana “está creciendo más que el año pasado, está creciendo más que el resto de las economías de América Latina” (en el contexto latinoamericano la Cepal la ubica en el escalón número 19 de 33 posibles, por debajo de Haití). Dijo el “ministro” que el Inegi “acaba de darnos a conocer las cifras de crecimiento del segundo trimestre de este año ya, del mes de junio, y sorprendieron al alza, son mejores de lo que nos imaginábamos” (0.5 por ciento, lo que demuestra la poca imaginación que tiene).

(Como se ha mencionado en este espacio, en la última década el “avance” promedio de la economía latinoamericana y caribeña ha sido tres tantos mayor con respecto al de la mexicana. Con todo y crisis, en esos diez años economías como la argentina, la brasileña, la peruana, la colombiana y la ecuatoriana duplicaron su valor –medido en dólares–, mientras la boliviana, la uruguaya, la venezolana y la panameña la triplicaron. Para no ir más lejos, la haitiana creció el doble que la mexicana).

Un detalle más para fundamentar la “evidencia”: “los capitales en el mundo están saliendo de los países emergentes (el nuestro entre ellos) para irse a activos de menor riesgo… Justo cuando sabemos que va a haber menos capital disponible para un país como México, no es el momento para elevar el endeudamiento público y, por lo tanto, nuestros requerimientos financieros; al contrario, conforme nos hemos comprometido vamos a continuar disminuyendo el déficit fiscal” (en lo que va del gobierno peñanietista la deuda pública se ha incrementado en alrededor de 2 billones de pesos, y contando, mientras el déficit fiscal se duplicó entre mayo y junio pasados).

LAS REBANADAS DEL PASTEL

En fin, he allí al “ministro” y sus “evidencias” (claro es que “sin optimismo infundado”) que apuntan a un 2016 verdaderamente complicado.

Carlos Fernández Vega
Carlos Fernández Vega
Autor de la columna México SA de La Jornada. Presidente del Comité Editorial de filiales y franquicias de La Jornada.