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Por Roberto González Amador
Ciudad de México. El alza en las tarifas de electricidad para uso industrial, anunciado el domingo pasado por el gobierno, supone un aumento de 660 millones de pesos en los costos anuales de la industria panificadora del país, anticipó Jonás Murillo González, representante de los industriales del ramo.
Cada empresa deberá tomar sus medidas para hacer frente a un entorno previsto “porque nos habían dicho que el precio de la energía iba a bajar con la reforma”, dijo. El alza en tarifas eléctricas ocurre en un momento en que la industria apenas remontaba el ajuste en sus operaciones derivado del alza de impuestos de 2014, sostuvo en una entrevista con La Jornada.
Tres cuartas partes de la producción de pan en el país son consumidas por los estratos de menor ingreso en el país, mencionó Murillo González, quien preside la Cámara Nacional de la Industria Panificadora, un sector que da empleo a medio millón de personas y que tiene entre sus afiliados desde el Grupo Bimbo, el mayor productor de pan en el mundo, a pequeñas panaderías de barrio.
La industria panificadora resentirá las alzas de energía decretadas por el gobierno a partir del 1 de julio por dos vías. En la primera, por el alza en los costos de distribución derivada del incremento en el precio de gasolina y diésel. La mitad de las ventas, explicó Murillo González, es realizada fuera de las panaderías, mientras que en una compañía del tamaño de Bimbo la producción se traslada prácticamente en su totalidad por carretera. Y la otra vía es por el alza en las tarifas eléctricas, “que sí pegan directamente en la producción”. Del precio de venta de los productos de la industria, 5 por ciento está relacionado con la electricidad.Calculó que las nuevas tarifas eléctricas elevarán los costos de la industria en 660 millones de pesos en un año.
“Cada uno de los productores de pan deberá tomar sus medidas para hacer frente al aumento de las tarifas eléctricas”, apuntó. La industria panificadora, dijo, ha sido muy golpeada en los últimos años, en los que el bajo crecimiento ha impedido que aumente sus precios mientras que sus costos se han elevado.
“Apenas en 2016 la industria comenzaba a recuperarse del golpe a las ventas que supuso el Impuesto Especial a Producción y Servicios (IEPS)”, que entró en vigor en enero de 2014 para alimentos endulzados. Ese impuesto provocó una caída de 8 por ciento en sus ventas y de 30 por ciento en las utilidades del sector, agregó.
“En la primera mitad de este año, la actividad de la industria se había estabilizado. El año 2014 fue nefasto, por el IEPS, y en 2015 se había comenzado a estabilizar. Pensábamos que en 2016 habría crecimiento”, agregó.
