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El intenso color de la flor de cempasúchil resalta en las 113 trajineras que integran la instalación monumental Canto al agua, de la artista Betsabeé Romero, en la Plaza de la Constitución, con motivo del Día de Muertos, que cada año se celebra en Ciudad de México.
La ofrenda-instalación de Romero rinde homenaje al legado de la gran Tenochtitlán, ciudad lacustre, y al mismo tiempo expresa preocupación por el desabasto de agua en la capital.
Las trajineras colocadas en torno al astabandera del Zócalo capitalino están dedicadas a personajes como Dario Fo, David Bowie o Juan Gabriel, pero también nos recuerdan problemas como el tráfico de niños, el crimen organizado y la falta de servicios médicos en el país.
Con flores, calaveras, bebidas y frutas, las ofrendas en las trajineras evocan el pasado prehispánico y la ciudad que floreció en el agua. El binomio vida-muerte está latente en la instalación: los vivos celebran a sus muertos.
Las personas que lo deseen pueden dejar en las ofrendas mensajes, objetos o flores a sus muertos.
Este fin de semana, miles de personas caminaron entre las trajineras. Familias, jóvenes, turistas, vendedores, todos llegaban a la plancha del Zócalo sin importar las inclemencias del tiempo, ni el intenso sol de día, ni el fresco viento nocturno.
Durante el recorrido entre las trajineras, la gente se detenía para tomar fotografías y selfies para el Facebook, como mencionó una joven pareja frente a la trajinera dedicada a Juan Gabriel.
Conforme el tiempo pasaba, los visitantes se amontonaban cerca de la ofrenda y de las personas que iban disfrazadas de catrinas, catrines, calacas y hasta de monstruos ensangrentados; algunos incluso cobraban por la fotografía.
El Zócalo estuvo invadido por personas disfrazadas; los niños también aprovecharon para lucir sus fantasmagóricos atuendos. Había charros con caras de calaca y seres sacados de la película Spectre, motivados por el magno desfile de Día de Muertos organizado por el Gobierno de Ciudad de México.
En cada trajinera había sesión de fotos, todos querían inmortalizar el instante. La ofrenda en el Zócalo de la Ciudad de México se ha convertido en una tradición que congrega a miles de familias, que tienen la oportunidad de disfrutar de las actividades programadas por la celebración del Día de Muertos.
La ofrenda monumental en la Plaza de la Constitución es el paseo de fin de semana para muchos niños.
Desde 1998, el Zócalo es espacio para rendir culto a los muertos del país. Primero con pan de muerto y chocolate, después fueron los colectivos de cartoneros de la Fábrica de Artes y Oficios de Oriente, los que llenaron la plancha de la plaza con figuras icónicas, y desde hace tres años, el gobierno capitalino invita a artistas mexicanos a intervenir el espacio: en 2014, César Martínez, y en 2015 le tocó montar la ofrenda a Felipe Ehrenberg.
Este año la artista visual Betsabeé Romero fue la encargada de continuar con la tradición con su megaofrenda Canto al agua.
Para esta celebración, tal vez la más importante de la cultura popular mexicana, también se montó un foro artístico en la Plaza de la Constitución, donde las personas escucharon a varios grupos musicales y se deleitaron con espectáculos de danza.
Durante estos días en el escenario artístico se presentarán artistas como Zazhil y Mare Advertencia Lirika.
El martes primero de noviembre se tiene programada la presentación de la compañía de danza Triciclo Rojo, Triciclo Circus Band, y la Sensacional Orquesta Lavadero. El 2 de noviembre, las actividades con motivo del Día de Muertos finalizarán con la presentación del grupo Pindékuecha, Amoxtli, Los Cojolites y Mono Blanco, entre otros.
En la noche del miércoles se apagarán las luces que iluminan las 113 trajineras de la instalación de Romero, con lo que se pondrá fin a los festejos.
