Roberto González Amador
Ciudad de México. Una “mayor incertidumbre política interna” derivada de las acciones emprendidas por el nuevo gobierno comenzó a pesar sobre el crecimiento de la actividad económica, sostuvo este jueves una organización internacional que reúne a varios de los mayores bancos comerciales y de inversión del mundo.
“En México encontramos un estado de ánimo sombrío entre los responsables políticos, analistas, banqueros y administradores de activos locales. El sentimiento bajista prevaleciente ha sido impulsado principalmente por problemas de política, que han comenzado a pesar sobre el crecimiento y el apoyo popular, aún alto, del gobierno”, aseguró el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés).
La débil situación financiera de Pemex y las renovadas tensiones con Estados Unidos en relación con el comercio y la migración están amenazando a las perspectivas de crecimiento, según el IIF, al que pertenecen 450 instituciones financieras de 70 países, entre ellas los mayores bancos comerciales, de inversión, administradoras de activos, compañías de seguros, fondos soberanos y bancos centrales de países desarrollados.
“Un ejemplo de incertidumbre en las políticas es el sector energético, donde una solución estructural para Pemex se ha pospuesto, aunque se han adoptado algunas medidas como capitalización y exenciones fiscales”, dijo el IIF.
El gobierno, apuntó, se ha centrado en aumentar la capacidad de refinación junto con la exploración y producción en aguas someras y en aguas poco profundas, pero ha impedido la participación del sector privado a través de acuerdos de participación en las ganancias (solo se consideran los contratos de servicios basados en honorarios).
Si bien el gasto de capital se destinará principalmente a actividades de exploración y producción, la recuperación proyectada en la producción de petróleo crudo parece difícil de lograr, apuntó.
La nueva refinería, que el gobierno federal comenzó a construir en Dos Bocas, Tabasco, probablemente será financiada con recursos públicos como parte del plan de infraestructura. “Es probable que las preocupaciones del mercado sigan siendo altas en medio de las crecientes dudas sobre la viabilidad de la estrategia general del sector energético”. Según el IIF, la escasez de electricidad podría generalizarse en el mediano plazo, lo que provocaría que las autoridades revisen su política energética.
La economía también se ha visto afectada por las recientes tensiones con Estados Unidos por el comercio y la migración. Si bien algunos analistas anticiparon una reacción política más enérgica de México en el caso de una nueva ola de disputas, otros destacaron la fuerte disposición de la administración mexicana para mantener una relación amistosa con los Estados Unidos, mencionó, al dar cuenta del viaje reciente de una delegación del IIF a México.
“Escuchamos mucho sobre la reputación fiscalmente conservadora del presidente López Obrador. Sin embargo, muchos analistas también creen que la prudencia fiscal, como lo demuestra el establecimiento de metas ambiciosas y restringir los gastos más allá de lo normal durante el primer año en el cargo, tiene como objetivo compensar el aumento de la incertidumbre política”.
Los problemas de corrupción, la capacidad de implementación limitada en algunos casos y la necesidad de redirigir los recursos hacia Pemex han explicado la ejecución lenta del gasto. Los objetivos serían difíciles de cumplir en un contexto de debilitamiento de los ingresos, especialmente en 2020, comentó.
El aumento de la incertidumbre política también ha explicado la postura restrictiva de la política monetaria para anclar las expectativas de inflación a largo plazo y preservar la estabilidad financiera. El Banco de México, aseguró, es visto como la principal fuente de estabilidad.
“Para resumir, el sentimiento bajista prevaleciente ha sido impulsado por una mayor incertidumbre política y vientos en contra externos, que pesan sobre el crecimiento. Petróleos Mexicanos es el principal riesgo para las perspectivas de crecimiento en medio de las crecientes dudas sobre la sostenibilidad de la estrategia política general para el sector energético. El debilitamiento de la actividad hará que los objetivos del balance fiscal sean difíciles de cumplir y facilitarán la flexibilización de la política monetaria. Si las condiciones macroeconómicas continúan deteriorándose, los analistas locales no esperan una radicalización de las políticas”, planteó el IIF.





