Luis Ricardo Guerrero Romero
De cualquier manera, ya sabíamos lo que podría pasar si le dejábamos de hablar a Lesly, ella es una mujer de pocas palabras y piernas exuberantes. Tiene su profesión y todo, pero le ayuda a su tía a vender tamales refritos afuera del templo. Mucha gente va y consume sus manjares aceitosos luego de que acaba la mentada misa, sin saber que ni Lesly, ni la tía, ni nadie de la familia participan de esos credos mitológicos en donde todo empieza con una serpiente parlante y todo acaba con un monstruo de 7 cabezas.
Pero el caso es que Lesly es muy bonita, y en sus trend de Tik tok, despierta sensualidad, y pues, qué puede hacer un humano como yo ante tanta belleza; definitivamente nada, sólo me resta pedir ayuda a los santos para que Lesly se fije en mí. Que se fije como la pija a la madera, el señuelo al pez, la soga a la bestia, el virus al cuerpo. Aunque lo sé, para ella sólo soy un individuo más, un tipo sin futuro; y quizá tenga razón.
Eso del futuro es para mí una ficción, no hay tal, únicamente está el presente, la vida eterna es el consuelo de los necios. El hoy es lo que suma, lo que nos concreta, pero para Lesly todo es futuro, todo es pensar en lo que pasará, todo es tradición. Lamentablemente Lesly no sabe que su futuro está por agotarse, su vida no será la misma luego de haberme llamado idiota.
Hay muchas formas de denostar o insultar a alguien, hay muchas palabras que laceran, pero siempre las acciones nos ejecutan de un knock out, y una de las tantísimas ofensas nunca en desuso es: Idiota. A veces suena y se siente más que otras groserías, o depende quién lo diga, por ejemplo, Joan Sebastian (cantautor mexicano) en una de sus ripiosas letras lo entona sin sonar tan mal; por el contrario, en su libro: El idiota, (Fiódor Dostoyevski) el literato ruso nos instiga a revisar el comportamiento de la bondad humana, que al parecer tanta nobleza nos hace figurar idiotas. Asimismo, con la raíz de esta palabra nos encontramos con lo idiopático, carterista en la nosología que define una enfermedad como “insólita”, es decir, que no hay claridad en un diagnóstico. Hasta aquí estamos divagando en orden al lexema griego: ιδιος [idios]; que da sentido al adjetivo idiota.
Sumando a las referencias dichas, no podemos dejar atrás a los tan socorridos idiotismos; aquellas construcciones del habla como: agustición, trabajocidad, disgustación, más sin en cambio, gobernancia; entre muchas más o entre otras muchas, son ejemplos de idiotismos. ¿Pero qué es un idiota?, y no, no es tu ex pareja.
A partir del griego:ιδιωτης (idiotes) que en el dativo generó nuestro adjetivo idiota. Tal voz griega es definida como persona privada de sentido común, soldado raso, vulgar o inexperto, un rudo, un bárbaro, un salvaje en ciertas condiciones. El ser idiota es inclusive una condición de la evolución humana. Así de tal suerte que todos —y lo digo con respeto—, somos idiotas en algo o para algo. Incluso Dios, pues no sabe qué es la mortalidad, ni el sufrir, ni el hambre, ni la alegría, ni la paz.





