Arturo Huerta González

El 25 de agosto de 2025 en la celebración de los 100 años de la fundación de Banxico, el secretario de Hacienda invitó “respetuosamente” a Banxico a ser un actor clave en la formulación de una política económica integral. Esta expresión refleja subordinación de Hacienda a la institución monetaria, donde ambas son órganos del Estado. El secretario de Hacienda forma parte de un gobierno electo en las urnas, a diferencia de la junta de gobierno de Banxico que no es producto de un proceso electoral. También señaló el secretario de Hacienda que el banco central, además de tener como objetivo velar por la estabilidad de precios, tiene la facultad de asesorar al gobierno federal en temas económicos”. Y añadió que “su voz técnica es cada vez más relevante”. Resulta que el secretario de Hacienda les pide asesoría después que Banxico ha establecido altas tasas de interés a favor de la banca que ha incrementado el costo de servicio de la deuda pública y el déficit fiscal que termina recortando el gasto e inversión pública y el crecimiento económico.

Lo que ha venido aconteciendo desde la autonomía del banco central es que la política fiscal se ha subordinado a los objetivos de baja inflación trazados por Banxico, a costa de no tener política fiscal a favor del crecimiento y del empleo. Y a pesar de ello, el secretario de Hacienda le pide a Banxico que los asesore. Banxico, un órgano que no responde a los objetivos nacionales, es el que ha trazado la política económica a favor del sector bancario-financiero, y Hacienda se ha sumado a ello con su política de austeridad fiscal. Y a pesar de esto el secretario de Hacienda añadió que “gracias a la responsabilidad compartida” entre Banxico y Hacienda “México ha logrado preservar déficits moderados, mantener niveles de deuda pública sostenibles y responder con eficacia a choques externos sin comprometer la estabilidad macroeconómica”. Pero resulta que el déficit público es resultado del alto costo del servicio de la deuda por la alta tasa de interés establecida por Banxico, que lleva al gobierno a desatender las demandas nacionales que disminuyen el ingreso nacional y aumentan los problemas de insolvencia de las tarjetas de crédito y del crédito al consumo, comprometiendo la estabilidad macroeconómica y financiera.

El secretario de Hacienda resaltó que “esa sintonía ayudó a reducir la volatilidad, proteger a la población más vulnerable y facilitar la convergencia de la inflación al objetivo”. Sin embargo, resulta que esa sincronía de alta tasa de interés y recortes presupuestales de Hacienda han aumentado los problemas de la población más vulnerable debido a que se ha reducido el empleo formal y se ha incrementado la informalidad, donde no cuentan con salario asegurado, ni prestaciones laborales y han incrementado la desigualdad del ingreso a favor del sector bancario.

En consecuencia, Banxico no ha sido un “guardián de estabilidad y garante de nuestra soberanía económica”, como afirmó la presidenta del país en dicho evento, donde además lanzó un reto “para que los participantes del sector financiero otorguen más crédito a la población, ya que este producto debe dejar de ser visto como un privilegio”. Y añadió que “sin crédito suficiente… el desarrollo productivo se frena, la innovación se limita y la desigualdad puede profundizarse”. En lugar de lanzar retos, la presidenta debería mandar una iniciativa de ley al Congreso para regular al sector bancario para que sea funcional al crecimiento productivo. Hay que recordar que la banca estuvo regulada en la década de los 40, 50, 60 y 70 del siglo pasado a favor del sector industrial y agrícola, y la economía creció al 6.4% promedio anual, y en cambio con la desregulación bancaria propia de los neoliberales (que continúa hasta ahora), tenemos una banca que gana lo que quiere y es disfuncional al crecimiento económico.

También la presidenta dijo que Banxico con “su autonomía y su rigor técnico” “ha permitido enfrentar tiempos de incertidumbre, crisis internacionales y transformaciones profundas en el orden económico mundial. Su labor no solo es técnica, sino profundamente social”. Esta afirmación es equivocada. La labor de Banxico no tiene nada de social: ha actuado a favor del sector bancario a costa de que sus altas tasas de interés nos han llevado al estancamiento, que ha incrementado la economía informal, que se traduce en bajos salarios y creciente pobreza y desigualdad del ingreso y de la riqueza.

Por su parte, la gobernadora de Banxico dijo que la “política monetaria protege a familias”. Esta declaración no tiene sustento alguno: dicha política ha actuado a favor de la banca a costa de contraer la actividad económica, aumentar el desempleo, subempleo y deteriorar el nivel de vida de la población. Los ingresos de los trabajadores no se han mantenido estables como ella señaló. La economía viene mostrando una caída del PIB per cápita desde 2018 a la fecha.

La política monetaria no ha logrado bajar la inflación a su objetivo, ni tampoco “ha promovido el sano desarrollo del sistema financiero y de pagos”, como la gobernadora de Banxico mencionó. Ello contradice lo que la presidenta de la República dijo en dicho evento que “millones de familias, emprendedores y pequeñas empresas enfrentan enormes dificultades para acceder al financiamiento” y además mencionó que “un país con baja inflación, pero sin crédito suficiente es un país que se queda corto en su potencial de crecimiento”.

El contexto de estancamiento al que ha llevado la política monetaria no da “mayor certidumbre” a los agentes económicos para “sus decisiones de inversión, producción o consumo”, como indicó la gobernadora de Banxico. Nadie invierte si no hay crecimiento de demanda que garantice la venta de productos y la ganancia que asegure el reembolso del crédito. Todo ello evidencia que la autonomía del banco central ha sido disfuncional a los objetivos nacionales, dado el contexto recesivo y de desigualdad del ingreso que ha configurado.

ahuerta@unam.mx
Profesor del Posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM desde 1975

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