Arturo Huerta González

El viernes 21 de noviembre de 2025 la presidenta de la República expresó “su confianza en que la economía mexicana cerrará 2025 con resultados favorables y mantendrá una tendencia positiva en 2026, al sostener que el país atraviesa un periodo de solidez económica respaldado por el modelo impulsado por la Cuarta Transformación”. Reiteró el mismo planteamiento de su antecesor de que la fortaleza económica no puede medirse únicamente por el crecimiento del Producto Interno Bruto, que ello tiene limitaciones para reflejar avances en reducción de pobreza, acceso a la educación o disminución de desigualdades, factores que también muestran la generación real de bienestar”. El problema es que la economía mostró una caída anualizada de -0.2% en el tercer trimestre, por lo que no aumenta el empleo formal. El no crecimiento productivo ha llevado a la economía a depender más de importaciones y de la entrada de capitales para lo cual siguen estableciéndose altas tasas de interés y recortes presupuestales que siguen ahondando la contracción económica, como los problemas financieros de los sectores endeudados (público y privado), lo que lleva al gobierno a disminuir la inversión y el gasto en educación y salud, deteriorando el nivel de vida de la población a pesar de las políticas sociales.

La presidenta señaló que la desaceleración que enfrenta la economía se “debe principalmente a factores externos, entre ellos la caída en la demanda de Estados Unidos —especialmente de automóviles— y dinámicas arancelarias globales”. Cabe señalar que todos los presidentes siempre adjudican la caída de la actividad económica a factores externos. La crisis de 1982 se adjudicó a la caída del precio internacional del petróleo y al alza de la tasa de interés internacional. La crisis de 1994-95 se dijo que era a causa del surgimiento del movimiento zapatista y del asesinato de Colosio y de Ruiz Massieu. La crisis del 2020 a la pandemia del Covid 19. Nunca aceptan que los problemas que la economía enfrenta son consecuencias de las políticas económicas que instrumentan, que atentan sobre las condiciones endógenas de crecimiento y nos llevan a depender del comportamiento de las exportaciones y de la entrada de capitales.

La presidenta se enorgullece de que “México continúa siendo un destino atractivo para la inversión extranjera directa”. Ello evidencia que no hay política económica para impulsar el crecimiento económico desde dentro y dependemos de la inversión foránea. El problema es que, a pesar de dicha entrada de capitales, la economía no crece. Ganan las empresas transnacionales, las cuales no impulsan la producción nacional, debido a que trabajan con alto componente importado y transfieren a su matriz de origen gran parte de sus ganancias, ocasionando presiones sobre el sector externo que llevan a la economía a seguir promoviendo más entrada de capitales para financiarlo, a costa de no tener política económica para el crecimiento.

Al igual que su antecesor sigue festejando que “el fortalecimiento del peso es evidencia de la confianza de los mercados internacionales”. Lo que no dice es que ello se consigue con la alta tasa de interés, los recortes presupuestales y entrada de inversión extranjera que promueven para aumentar reservas internacionales y abaratar el dólar, lo que nos ha llevado al no crecimiento económico, a mayor endeudamiento externo y a la creciente extranjerización de la economía. El peso fuerte y el consecuente dólar barato hacen que las importaciones desplacen a la producción industrial y agrícola, aumentan el desempleo y que los salarios sean bajos y se incremente el déficit de comercio exterior, todo lo cual reduce el crecimiento económico y aumenta los requerimientos de entrada de capitales

La presidenta también dijo que “la revisión del tratado comercial dará aún mayor certidumbre a los inversionistas”. Continúa apostando al T MEC como si ello estuviera impulsando la producción nacional y lo que estamos observando son las manifestaciones de los productores de granos básicos protestando por ser excluidos y afectados por las importaciones de tales productos. El gobierno ofreció a los productores diálogo con diputados, senadores y representantes de la secretaría de Agricultura y Economía que se realizó el 18 y 19 de noviembre, a la cual asistieron agricultores de 28 estados de la República y en dichas reuniones solo asistieron dos diputados, los cuales señalaron que no saldrán los granos básicos del T-MEC y que no existen condiciones de satisfacer sus demandas. La inasistencia de parlamentarios y autoridades a la reunión y la reiterada posición de éstos de no acceder a las solicitudes de los productores de granos básicos, evidencia que no dimensionan las consecuencias que ello ocasionará.

Mientras sigan las políticas monetarias y fiscales restrictivas y la libre movilidad de mercancías y capitales, que favorecen a los intereses del sector bancario y a los que nos venden productos desde EU, no hay viabilidad de satisfacer los reclamos de los productores agrícolas y de los transportistas, por lo que seguirán las movilizaciones de los afectados exigiendo que la política económica atienda las necesidades nacionales.

Los productores agrícolas, junto con los transportistas del país que exigen seguridad en las carreteras, han dicho que no están por más diálogos, sino que se cumplan sus solicitudes. Anunciaron que realizarían bloqueos el lunes 25 en diferentes carreteras en protesta al gobierno por no atender el problema agrícola que genera impactos negativos para todo el país por la importancia de los granos básicos en la autosuficiencia y soberanía alimentaria.

El gobierno y el Congreso no pueden continuar desatendiendo las diferentes demandas que vienen expresándose en el país. Son legítimos los reclamos en contra de la corrupción de funcionarios públicos y de llevar a la cárcel a los funcionarios y congresistas con vínculos con el crimen organizado, así como la petición por seguridad en la vida nacional y de que se proteja a la producción nacional y no seguir favoreciendo importaciones y a los productores agrícolas estadunidenses como ha venido aconteciendo. Son muchas las solicitudes insatisfechas y al no atenderlas, continuará el descontento y las manifestaciones que debilitarán al gobierno y a los partidos que no abanderan las demandas nacionales.

ahuerta@unam.mx
Profesor del Posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM desde 1975

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