Jorge Torres

José Manuel Morín Cabrera, derechohabiente del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), denunció en La Jornada San Luis, en abril del 2014, que le “robaron” un riñón en la Clínica 50, pues dijo que él sólo fue a una cirugía para que le extirparan un cálculo renal y le extrajeron todo el órgano. Asimismo, presumió la existencia de una red de tráfico de órganos, ya que, según mencionó, no es el único caso de este tipo. Aunque en ese año todo lo hizo al nivel de sospecha, ahora tiene las pruebas de que le quitaron su riñón sin una justificación aparente, a pesar de ello le fue rechazado su caso, por lo cual ya puso una denuncia ante la Procuraduría General de la República, por negligencia médica y posible trafico de órganos.

Este calvario comenzó en julio de 2008 cuando el quejoso acudió a un médico familiar para que le checara un dolor que tenía del lado derecho de su cuerpo, indicándole el médico que al parecer era un cálculo de riñón, por lo cual lo mandó a sacarse una radiografía a la Clínica 50 del IMSS, radiografía que confirmó el diagnóstico, por lo cual fue atendido por el urólogo Francisco Turrubiates Palomo, quien le recetó medicamentos para el dolor, además de hacerle otros estudios y radiografías que confirmaron el diagnóstico, por lo cual fue programado para cirugía el 26 de noviembre de 2008, pero después de la intervención Turrubiates Palomo señaló que se presentaron complicaciones, por lo que tuvo que extirpar el riñón derecho, pero al pedirle que se lo mostrará el médico le dijo “que no podía mostrárselo porque ya lo había tirado porque estaba inservible”, únicamente le mostró una piedra de tamaño de un frijol diciéndole que erá el calculo que le habían sacado.

Destacó que antes de ser remitido a la cirugía se le practicaron rayos X en donde se demostraba que el cálculo estaba en las vías urinarias y no en el riñón, por lo cual no tenían por qué sacarle el riñón.

Ante estos hechos acudió con la coordinadora de Atención y Orientación al Derechohabiente del IMSS, para dejar de manifiesto esta negligencia, pero la resolución que se le dio fue que era improcedente su queja, pues sí existió un permiso para la cirugía, lo cual, señala, es falso, por ello decidió acudir ante la Comisión Estatal de Arbitraje Médico, por lo cual pidió reparación del daño físico y moral, además del pago de una indemnización, pero “al estar peleando constantemente ante el IMSS” se llegó a una conciliación ante la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed), ahí le informaron que su queja era improcedente porque lo que se me había hecho estaba dentro de la norma por salvarle la vida, pero resulta que al solicitar el expediente clínico hay mucha falsedad por parte del doctor Turrubiates, en donde se dice que la cirugía se complicó y que por ello le extrajeron el riñón.

“Me dice el representante del IMSS que no hay pruebas del riñón, por lo cual para conseguir la indemnización que me corresponde tengo que irme contra el doctor por la vía penal, pues no hay pruebas del riñón, me dijo, la prueba de oro está en que tu informe con tu abogado digas de que no ha pruebas histopatológicas”, dijo.

Finalmente, señaló que lamentablemente el tiempo ya es un factor que afecta la situación, pues dijo que representantes del IMSS le argumentan que su queja “hubiera podido ser procedente” en el plazo de dos años, esto ocurrió en 2008, pero por la vía penal aún tiene una esperanza de justica, por lo cual ya puso una denuncia ante la PGR, en la mesa número 3, por negligencia médica y posible “tráfico de órganos”, por lo cual espera justicia.

“Yo lo que quiero es que se tenga una respuesta, mucha gente confiamos en doctores, no quiero decir que todos son malos, yo lo que quiero es que acepten su falla y me repongan el daño que me hicieron”, concluyó.

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