Fernando Camacho Servín

La gran mayoría de los automóviles que se venden en el mercado mexicano no cuentan con las características mínimas de seguridad, debido a que las leyes en la materia son muy laxas y el gobierno no las hace cumplir, y a que los fabricantes prefieren hacer ahorros a costa de sacrificar aspectos vitales en este terreno, señalaron organizaciones especializadas en el tema.

Stephan Brodziak, coordinador de la campaña de seguridad vehicular de El Poder del Consumidor, indicó en conferencia de prensa que México es un país “altamente inseguro” en este sentido, ya que según estudios recientes hechos en 61 modelos de autos 2017, 37 de ellos no cuentan con Sistema de Control de Estabilidad.

De ese grupo de carros, nueve no tienen frenos ABS y cuatro ni siquiera tienen bolsas de aire. De igual forma, 12 modelos no tienen el sistema de retención infantil Isofix, a pesar de que los accidentes automovilísticos son la primera causa de muerte en niños de 5 a 14 años en el país.

Según el experto, instalar este tipo de medidas de seguridad tendría un costo de 500 dólares para la industria automotriz, pero los consumidores que deseen tenerlas deben pagar un sobrecosto. Al mismo tiempo, los fabricantes incluyen tecnología avanzada en aspectos no relacionados con la seguridad, como los rines, las vestiduras y el quemacocos, por ejemplo.

Por su parte, Alejandro Furas, secretario general de la organización NCAP –encargada de probar la seguridad de diversas marcas de autos—advirtió que ningún gobierno latinoamericano hace más de un test de choque, por lo que no tiene forma de saber si el resto de la producción de ese modelo cumple con los estándares mínimos en la materia.

De acuerdo con el especialista, en muchas ocasiones los fabricantes de autos se niegan a instalar medidas de seguridad que son obligatorias en Europa y América del Norte porque así mantienen bajos sus costos de producción y pueden ganar más dinero.

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