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Investigadores buscan que contaminantes sean biodegradables

Notimex

Ciudad de México. En el ambiente existen contaminantes llamados emergentes, como las hormonas, cuya acumulación no tiene niveles de toxicidad pero sí efectos a largo plazo, por lo que un grupo de universitarios busca volverlas solubles en agua, a fin de que sean inocuas.

La investigadora Marcela Ayala, del Instituto de Biotecnología (IBt) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y su equipo de colaboradores estudian la oxidación enzimática, en particular de los estrógenos.

Explicó que “al oxidar un compuesto se puede volver más biodegradable; al hacerse más soluble en agua está más disponible para que hongos o bacterias lo conviertan en productos inocuos”.

Señaló que cuando comenzaron a usarse los emergentes, como el caso de cientos de compuestos presentes en medicamentos o productos de uso personal como champú, jabón o pasta de dientes, nadie imaginó que se convertirían en un problema de contaminación.

La investigadora de la UNAM indicó que la acumulación de esos compuestos en el ambiente, descubierta hace 10 o 15 años, aún no alcanza concentraciones que resulten en una toxicidad hacia los organismos, ni tampoco causa la muerte, pero sí tiene efectos a largo plazo.

Expuso que en cuerpos de agua como lagos, ríos y mantos freáticos se ha detectado la presencia de estrógenos en concentraciones muy bajas, del orden de nanogramos por litro; el problema es que incluso en esas cantidades producen efectos adversos sobre los organismos.

Ayala citó como ejemplo que pueden resultar en la feminización de peces, e incluso producir impacto transgeneracional, ya que, reiteró, “esos efectos se presentan a largo plazo”.

La situación es preocupante porque se ha encontrado que algunos de esos contaminantes emergentes se mantienen en las mismas concentraciones en aguas industriales o de uso doméstico ya tratadas, lo que significa que se seguirán acumulando.

Por lo que, aseguró, “el reto ahora es averiguar cómo nos vamos a deshacer de ellos, cómo los vamos a degradar”; sin embargo, en México se desconoce de qué tamaño es el problema; no ha habido un esfuerzo sistemático para determinar cuáles contaminantes emergentes se acumulan, dónde o en qué concentraciones.

Ayala explicó que junto con un alumno de maestría, desarrolla un biosensor basado en una proteína que reconoce en el cuerpo a los estrógenos, el cual los detectaría incluso a bajas concentraciones.