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La Jornada Olímpica/ Rommel Pacheco busca romper la sequía en el trampolín

Rosalía A. Villanueva

Cuando Rommel Pacheco decidió especializarse en el trampolín fue lo más acertado. Esperó ocho años y se presenta en Río como campeón en Copa del Mundo, en el mismo escenario al que subió a lo más alto del podio con la playera de Popeye y a capela entonó el Himno Nacional, en febrero pasado.

La imagen de Rommel inundó las redes sociales. Se veía radiante y lo disfrutó a pesar de representar a la Federación Internacional de Natación Amateur por el castigo que impuso a su homóloga de México al negarse a pagar 5 millones de dólares tras cancelar el Mundial de 2017. La sanción se levantó y el pleito continúa en los tribunales.

Rommel vive una temporada de ensueño que espera concretar en la alberca María Lenk con el reto de escalar el podio y escribir su historia tanto en lo individual como en sincronizados con Jahir Ocampo.

La única vez que México tuvo un campeón olímpico fue con Joaquín Capilla en Melbourne. Son 60 años de ayuno, y 16 de que los clavadistas han estado ausentes en el medallero de forma individual, con el subcampeonato de Fernando Platas en Sydney.

El niño que dejó Mérida a los 11 años de edad para ser deportista de alto rendimiento, que ha sufrido lesiones y cuida el cuerpo como “un carro de Fórmula Uno”,  no ha dejado de tejer sueños con un legado del que está seguro no quedará vacío con generaciones cada vez más exitosas.

Ficha La Jornada