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Ciudad de México. Un conductor ebrio la aplastó contra una barda y le cercenó la pierna izquierda a Ángeles Ortiz hace 12 años. Cuando se miró al espejo no se reconoció, tuvo que aprender a ser una nueva persona.
“Tuve que aprender a reconocerme con mi falta ante el espejo”, dice Ángeles. Esa persona se convirtió en una atleta adaptada que se destaca por su fortaleza, bicampeona paralímpica en lanzamiento de bala, la más reciente en Río 2016, 14 récords mundiales, tricampeona del mundo y diez años como número uno en el ranking mundial.
“Después de Río he tomado un descanso para evaluar si me retiro. No me voy porque mi carrera haya llegado a su clímax y ya no tenga nada que dar. Si me voy es porque el sistema deportivo mexicano sólo mutila sueños y vidas que quieren destacar. No quiero seguir siendo más cómplice de eso”, dice Ángeles, que acusa a la Federación Mexicana de Deportes Sobre Silla de Ruedas como la principal responsable del desastre para los atletas adaptados.
“La Federación no sirve para nada. Yo gané el oro en Río el primer día de competencias y la celebra porque eso le abre presupuesto de la Conade, pero a la federación yo no le debo nada, al contrario”, asegura. Ángeles ha visto cómo se ha ido complicado el nivel competitivo del deporte adaptado en el mundo, pero mientras “sigan este sistema mexicano” cada vez será más difícil subir al podio”.
