SECESP fortalece la cultura de prevención del delito
18 mayo, 2019
Aclaración – Hernández
19 mayo, 2019

Tigres sufre en demasía, pero pasa a la final tras eliminar a Monterrey

Los felinos lograron contener el vendaval en que se convirtió Rayados en la segunda mitad y defendieron estoicos la ventaja. Foto Jam Media

La Redacción 

Monterrey se confió. Con la magra ventaja del juego de ida, Rayados fue temeroso en la vuelta y Tigres les anotó un gol para vencer 1-0, con marcador global 1-1 que le da el boleto a la gran final.

Tigres salió furioso a meterse al terreno de Rayados, menos ofensivos, como si el gol que llevaban en el bolsillo tras la victoria 1-0 en el juego de ida les mermara filo. La consigna era tocar rápido, desprenderse siempre hacia adelante, pero la ofensiva no se tradujo en acciones de peligro. Monterrey trataba de contener ese embate musculoso, tardaron más de media hora en espabilarse y producir algunas llegadas que ponían en predicamento a los felinos.

El momento más dramático, si acaso, en la primera parte fue un tiro libre que cobró André-Pierre Gignac, quien al dirigir el balón al arco, se interpuso con Pizarro. El proyectil iba directo a su cara y en un acto reflejo metió ligeramente la mano. El árbitro tuvo que recurrir al VAR para decidir si aquello era penal. Al volver, les devolvió el alma al cuerpo a los Rayados, pues consideró que no era una pena máxima.

En esos destellos ocasionales de La Pandilla, hubo algunos que quedaron cerca de dejar a las aficiones con la mandíbula en el suelo. Dorlán Pabón disparó desde muy lejos a punto de conseguir un gol de bandera, pero para su mala fortuna el tiro no tenía la precisión necesaria y estrelló en un poste.

A punto de terminar ese primer tiempo, al minuto 42, un magnífico centro de Eduardo Vargas llegó al lugar indicado donde apareció Guido Pizarro para rematar con la cabeza al fondo de las redes y conseguir el primer gol de Tigres. No hubo celebración de la anotación, pues en el lance estrelló la cabeza con el jugador que le marcaba. El autor de la anotación terminó tumbado en el césped y requirió que el médico revisara su situación. Después de un rápido diagnóstico por fin pudo levantarse y seguir jugando, ahora con Tigres metido en la pelea por avanzar a la final.

Al marcharse al descanso, el técnico de los felinos, Ricardo Tuca Ferretti no llevaba espumarajos, parecía más asentado al ver que su equipo estaba respondiendo y con la actitud de conseguir algo. Los Rayados se veían preocupados.

Al volver a la cancha, Guido ya no pudo seguir en el campo por el golpazo que recibió en gol.

La situación empezó a ponerse cada vez más tensa. En una llegada de Tigres, Stefan Medina intentó defender el área Rayada ante el riesgo que representaba Javier Aquino, al marcarlo lo pisó en el área. El árbitro volvió al VAR, ante lo que parecía un penal, pero una vez que consultó la pantalla de videoarbitraje, volvió a rechazar la pena máxima.

El resultado comprometía a Rayados y eso se notaba sobre la cancha, en cada acción desesperada de los jugadores de La Pandilla. Para hacer más angustiante la situación, perdieron a su portero Marcelo Barovero al minuto 54 por lesión y fue relevado por Luis Alberto Cárdenas.

Pero un gol de Monterrey obligaba a meter dos más a Tigres. La posibilidad estuvo a mano cuando en un remate de cabeza, Rodolfo Pizarro la mandó al arco y Nahuel Guzmán estaba de manera milagrosa en el punto exacto para impedirlo. Y poco después de nuevo Pizarro, recortaba ante el arco y un disparo a gol, pero otra vez Nahuel salvó a los universitarios. Desesperados por anotar cuando el tiempo se agotaba, Pizarro metió la pelota, sin embargo el asistente levantó la bandera por fuera de lugar. El jugador, contra la norma, clamaba por que revisaran el VAR, pero el silbante no titubeó.

Los últimos minutos, Tigres administró la desesperación rayada. Ese gol, el empate global, les garantizaba el boleto a la final a los felinos. Los jugadores universitarios entonces se volvieron unos debiluchos competidores que caían hasta con el soplido del viento. Hacían tiempo en el suelo como si hubieran recibido un mazazo, para gastar el tiempo que quedaba.

JSL
JSL