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Rosalía Villanueva
Ciudad de México. Como un sueño hecho realidad, el sentir que su esfuerzo había valido la pena y con varias lesiones añejas, la raquetbolista Samantha Salas confiesa que casi no durmió por la emoción del juego desplegado para vencer a Paola Longoria, quien no perdía desde el 2015, en el Tour Profesional, además del intenso dolor en el hombro derecho, del cual será intervenida quirúrgicamente y tendrá que hacer un alto en las competencias por unos meses.
“Este torneo fue más de garra, alma y corazón. No es suerte, son años de mucho trabajo”, afirma la campeona guanajuatense a La Jornada.
Los recuerdos vienen a su mente porque el triunfo tiene otro significado especial. Tenía 10 años que no le ganaba a Paola de manera individual y fue justamente en Chihuahua en un torneo internacional, aunque esta vez lo repitió en el Challenge de la número uno mundial que buscaba terminar invicta la temporada del Tour profesional femenil, donde no perdía desde hace 24 meses.
“Sentí la gloria en mis manos”, narra la licenciada en negocios internacionales, de 30 años de edad, a la que apodan Violenta, por su aguerrido juego en la cancha de cristal.
