Jaime Nava
Aunque los grupos de taxistas que habían prometido iniciar una “cacería” en contra de sus homólogos asociados con Uber no cumplieron su advertencia, el primer día de operaciones del servicio de Uber en San Luis Potosí transcurrió en un ambiente de incertidumbre laboral entre los choferes sin importar el modo de asociación que hubiesen acordado con la empresa.
Para conocer las diferencias entre ambos servicios, La Jornada San Luis realizó diez traslados a diferentes puntos de la ciudad y en diferentes horarios. Así como el servicio regular de taxis en la ciudad, la calidad de la experiencia con Uber varía de acuerdo con diversos factores, como el estado de las unidades o el trato de los choferes. Para solicitar un automóvil de Uber es necesario instalar su aplicación en el celular, registrarse como usuario y vincular alguna tarjeta de débito, crédito o paypal para que ahí se realicen los cobros por el servicio.
Basta con establecer la dirección donde se desea ser recogido así como la dirección hacia donde se dirige para que la aplicación ofrezca solicitar el vehículo o conocer la tarifa estimada. En la mayoría de los traslados solicitados por La Jornada San Luis el tiempo de espera desde distintos puntos de la ciudad fue menor a tres minutos, salvo en dos ocasiones en las que la espera superó los cinco minutos y fueron cobrados 18 pesos por haber cancelado un servicio que llegó con demasiado retraso por haber sido requerido en hora pico.
Ni seguro ni sueldo
“¿Cómo se encuentra el día de hoy?”, preguntó en dos ocasiones un nervioso chofer quien, a pesar de la temprana hora, me comentó que yo era su tercer cliente y me “invitó” a ocupar el asiento del copiloto como medida de precaución ante la posibilidad de que autoridades o taxistas los confrontaran de alguna manera. “Nos dijeron que no cayéramos en provocaciones y en caso de problemas grabáramos todo lo que pudiéramos desde el interior del auto”, reveló.
No todos los choferes corrieron con la misma suerte, otro servicio ordenado pasadas las 12 del día fue el primero para un señor de más de 50 años, quien a pesar de contar con licenciatura y amplia experiencia en su campo de estudio tenía más de tres meses desempleado. Padre de tres, a quienes mantiene además de su esposa, dijo esperar obtener un ingreso semanal de por lo menos dos mil pesos, aunque reconoció que no sabe cuánto va a pagarle su “patrón”, ya que no han acordado ningún salario.
La falta de conocimiento sobre los ingresos que percibirán por su trabajo como choferes de Uber fue un elemento general entre todos los choferes entrevistados. De los diez, nueve no eran dueños del vehículo que conducían y ocho afirmaron desconocer su sueldo. Roberto, el chofer restante, explicó que trabaja para una empresa poseedora de tres vehículos más que ayer comenzaron a brindar el servicio de Uber.
El caso de Roberto es especial: él ya era trabajador de la empresa que ahora decidió enlistar a tres de sus empleados como choferes, sin embargo, su “nuevo” trabajo no le significará ninguna ganancia adicional; es decir, todos los ingresos que genere como chofer de Uber no serán compartidos por la empresa.
El décimo chofer, aunque es el dueño del coche que maneja, también dijo desconocer cuáles serán sus ingresos al final de cada semana luego de que Uber descuente 20 por ciento de comisión que cobra por el uso de la aplicación que vincula a los usuarios con el servicio. Salvo Roberto, los demás choferes propietarios o subcontratados carecen de seguro médico.
Los choferes, por operar sin regulación legal, por precaución y por instrucciones de los dueños de las unidades o de Uber atendieron las recomendaciones que durante ayer circularon en una imagen no oficial en redes sociales y en las que en caso de detención se pedía: “si los detiene un agente de tránsito dile que es un familiar o un amigo”, así como sentarse a un lado del conductor o solicitar el servicio “alejado de taxis”.
Uber y taxis: precarios
En entrevista, Jorge, quien se ha desempeñado como taxista desde hace cuatro años, no es dueño de la concesión ni del vehículo que maneja y explicó que a su “patrón” debe pagarle 300 pesos diarios por concepto de “renta” de los 350 pesos que gana, en promedio, al día, trabajando un turno de doce horas que comienza a las cuatro de la mañana. Afirmó que no tiene seguro médico: “No tengo prestaciones, de aguinaldo sólo me dan un día, o sea no me cobran la ‘renta’”.
Las precarias condiciones laborales de los choferes son invisibilizadas por una marca que se ha posicionado en el mercado mundial como sinónimo de eficiencia y “lujo”. No obstante la reticencia de los operadores del servicio público de taxis para aceptar la presencia de Uber como un competidor dentro de su mercado, ambos grupos de choferes comparten y padecen, en su mayoría, el mismo tipo de explotación laboral.





