Federico Anaya Gallardo

En otro lugar te comentaba, querida lectora, que a lo largo del libro ¡Gracias! de Andrés Manuel López Obrador (Planeta Booket, 2024) encontramos menciones a mujeres y hombres que contribuyeron (y siguen contribuyendo) a la transformación de la República. (Liga 1.) Allí me concentré en una narración que une al profesor de secundaria de Andrés (el morelense Rodolfo Lara Lagunas), al escritor del mediosiglo Andrés Iduarte Foucher (1907-1984), a un joven indígena tabasqueño que murió en la Revolución (Polo) y al ahora expresidente. Es sólo uno de muchos ejemplos de la historia colectiva que se cuenta en ese libro. ¡Gracias! no es una aventura personalista.

Va otro: En 2009, durante su visita a los municipios de usos y costumbres de Oaxaca, AMLO recibió de los zapotecos de San Pedro Mixtepec (distrito de Miahuatlán) un escrito adonde referían que en una laguna en su sierra vivían los mitos y ritos de su Pueblo. Fascinante expresión. Ese es el lugar de pedimento, adonde las comunidades arreglan su relación con la tierra que es su madre. (¡Gracias!, p.237.)

Y va uno más: En esa misma gira, pero en una comunidad cuicateca, un joven leyó un discurso que iniciaba con una cita de Óscar Wilde, y que criticaba duramente a las élites “que derrochan todo lo que pueden en lujos innecesarios”. El muchacho había ido a estudiar la prepa a la capital oaxaqueña y para sostenerse fue peón de albañil. Proponía reinventar “formas de definición democrática” y ponerlas en práctica de inmediato. (¡Gracias!, p.247.)

Así las cosas, el obradorismo es una aventura colectiva. Lleva el nombre de un individuo, pero esto se debe al evidente compromiso de Andrés Manuel de recoger sentimientos, propuestas y demandas de sus conciudadanas y conciudadanos. Feliz coincidencia, el verbo que dio origen al apellido materno de Andrés tiene que ver con el hacer, con el construir, con el trabajo. Las palabras sin obras se las lleva el viento. Sin obras, las palabras son hipocresía.

A partir de cada anécdota en ¡Gracias! podríamos desprender un capítulo extra del libro –o incluso un libro-hermano. Sospecho que el volumen se concibió en parte como una invitación a que todas y todos empecemos a escribir lo que nos ha tocado vivir y aprender en estas luchas. Hoy quiero comentarte, lectora, del primero de esos otros libros.

Hace poco Martí Batres Guadarrama publicó Las frases de AMLO: Pedagogía de la transformación (Panorama, 2024). Se trata de una recopilación de frases que Martí oyó a Andrés en diversos momentos del proceso obradorista, desde 1996 –cuando López Obrador tomó las riendas nacionales del Partido de la Revolución Democrática– y hasta la fecha. El compilador las ha ordenado temáticamente en 16 rubros y le dedica a cada frase una breve explicación. Martí nos dice que su criterio fue que la frase encerrase “una enseñanza, prédica, lección, orientación, línea para la acción política o para la conducta ética” (p.12). Se trata de un “prontuario” que ayuda a la memoria pero también a la praxis.

Batres Guadarrama no oculta el carácter pedagógico de las 128 páginas de Las frases de AMLO. Sin embargo, también aportan para la crónica del esfuerzo colectivo y aún para la biografía de su autor.

Empecemos por eso último, lectora. A Martí, yo le conocí en la Facultad de Derecho de la UNAM, adonde ingresó a fines de 1988. Entonces ya era un famoso militante del Consejo Estudiantil Universitario (CEU), aquél que detuvo las reformas neoliberales de Jorge Carpizo en 1987. Los estudiantes y profesores conservadores de Derecho estaban espantados por su llegada. Se le acusaba de “peligroso comunista”. Afectos desde entonces a las teorías de la conspiración, los reaccionarios de Derecho creían que Rectoría les traicionaría y que el “bendito bastión” de la Universidad se perdería. (No exagero, lectora, el director de Derecho, José Dávalos Morales, así había llamado a la Fac cuando reprimió a los candidatos ceuístas al Consejo Universitario en 1988.)

Desde diciembre de 1987, Martí había sido electo miembro de la Comisión Organizadora del Congreso Universitario (COCU) siendo estudiante de la Prepa 7 y permaneció allí hasta que se realizaron las elecciones para Congreso. Sin duda, que uno de los ceuístas de la COCU estuviera en Derecho ayudaba a nuestra facultad. Pese a que Dávalos era un reaccionario represor, aceptó que entrase a dar clases de Derecho Constitucional y Teoría del Estado Arnaldo Córdova –quien trajo aire fresco a nuestros rancios salones de clase. El pequeño movimiento estudiantil formado por el CEU local y un grupito que editábamos un periódico mural llamado Regeneración nos beneficiamos mucho de esta apertura… En estas condiciones se fundó un Taller Universitario de Derechos Humanos y en el Congreso Universitario de 1990 obtuvimos 3 de los 12 escaños de congresista-estudiante.

Por cierto, aunque en los mentideros de Derecho se “aseguraba” que Martí ya había negociado un escaño seguro para sí mismo, él no llegó al Congreso. Martí –igual que el resto de las y los ceuístas– lo único que había negociado era que hubiese elecciones auténticas, libres y democráticas. Nada más, pero nada menos. Y Martí estuvo allí, durante las tres pesadas semanas de Congreso, acompañando el trabajo de quienes logramos ser congresistas. Sobre estas andanzas Martí escribió una memoria personal en 2017, titulada CEU: Crónica de una victoria –que puedes consultar y descargar gracias a la Brigada para leer en libertad en la Liga 2. Ayuda a entender la visión del recopilador de las frases de AMLO.

En CEU: Crónica de una victoria, Martí nos recuerda que al centro del triunfo ceuísta estuvo su voluntad de diálogo: primero socializando entre las y los estudiantes las consecuencias nefastas que les traerían las reformas carpizistas; luego organizándose más allá de las muchas corrientes ideológicas; y finalmente obligando a las autoridades a un diálogo abierto –que transmitió RadioUNAM. Allí descubrimos que las vacas sagradas de la Academia eran ídolos con pies de barro. Martí nos cuenta: “Carpizo y sus voceros repetían un estribillo que decía más o menos así: «se trata de que los estudiantes estudien, los investigadores investiguen, los trabajadores trabajen». En la mesa de los diálogos, la estudiante de Preparatoria, Andrea González les reviró: «… y de que los funcionarios funcionen».” (Crónica, pp.43-44.)

Sigue Martí en su memoria ceuísta: “Proponer que fuera público [el diálogo] era otro acierto, con repercusión interna y externa. El movimiento demostraba así honestidad y transparencia frente a la sociedad y con sus bases, pues no aspiraba a llegar a acuerdos en lo oscurito sino de frente a todos. El mensaje era claro: el movimiento quería hablar con la autoridad, pero no se dejaría cooptar por ésta.” (Crónica, p.44.)

En esa memoria, Martí nos habla de muchachas y muchachos como él que ahora –ya adultos– están en el movimiento obradorista: “Los diálogos no estuvieron exentos de tensión. Una madrugada, la rectoría trató de llenar el auditorio Che Guevara con sus porros de Voz Universitaria. No lo lograron del todo, pero se dio un grave riesgo de enfrentamiento físico. Claudia Sheinbaum salvó la situación llamando a los ceuístas que lograron pasar a no caer en provocaciones. «Absoluto orden y silencio», les pidió. La apuesta pacífica del CEU fue clave para construir la victoria.” (Crónica, p.43.) ¡Atención, lectora: esta memoria data de 2017! No se elogia a la persona poderosa de hoy, se recuerda la serenidad de una compañera de lucha.

Un video mostrando a Claudia en esos momentos de tensión recorrió las redes sociales en la última elección presidencial. En la verdadera política todas las acciones suman y nada se desperdicia. Con esa idea, lectora, volvamos a Las frases de AMLO. El mismo Martí que presumió en 2017 la virtud del diálogo público en 1987, elogia en 2024 el “gran talento para comunicarse con el pueblo” de AMLO, y reconoce que el mismo contribuyó a una “revolución de la comunicación política” (Frases, pp.10-11).

El mismo Martí que recuerda la frescura de Andrea González al exigir que funcionen los funcionarios universitarios nos dice que AMLO “no es un político solemne como correspondería, en teoría, a un presidente”. Y agrega: “Es un político entretenido”… que interactúa con la gente y que –usando el modo de hablar del común, convierte la sabiduría popular en frases-hechas que impactan y llaman a la acción (p.11). Llevar “el habla popular al centro del poder político” (p.12) no es poca cosa. Y por eso importa sistematizar las frases en un prontuario.

Como Martí no sólo es abogado, sino maestro en Trabajo Social y doctor con una disertación sobre derechos y políticas sociales latinoamericanas, no nos debe extrañar que el primer eje temático de su sistematización sea “Bienestar Social”. Y allí, en el primer capítulo, aparece otro elemento de la biografía colectiva que todas y todos estamos redactando, lectora. Por supuesto, la primera frase de AMLO es Por el bien de todos, primero los pobres. En su comentario, Martí rememora que “una noche de octubre del año 1999”, Andrés Manuel reunió a varias personas del movimiento democrático en el entonces DF. Allí les dijo: “¿Sí van a estar unidos? Si se van a pelear, yo me voy a Tabasco. Pero si van a cuidar la unidad, yo ya tengo listo mi manifiesto…” Las frases de AMLO no son sólo de él, sino que se dijeron (y se repiten) dentro de un colectivo que las recibe, interpreta y aplica. (Frases, p.15.)

Aparte, las frases recopiladas y las explicaciones de Martí nos ayudan a hacer otras conexiones. Entre las frases más viejas del repertorio está Cuando la milpa es buena, alcanza hasta para el pájaro (capítulo sobre “Estrategia”). Martí nos dice que esto lo solía repetir AMLO entre 1996 y 1999, cuando presidió el PRD y la izquierda alcanzó sus primeros triunfos en los estados. Andrés se lo decía a los nuevos cuadros, que aspiraban a altas responsabilidades. Con ella los empujaba “a realizar trabajo de base, a ganarse el apoyo de la gente, a tocar de puerta en puerta, a visitar casa por casa, pueblo por pueblo”. (Frases, p.115.) La idea de la milpa abundante yo la había escuchado antes, en 1991, en Oaxaca, en boca del activista y filósofo mixe Floriberto Díaz, quien recomendaba a los activistas a reconocer las necesidades de todas las personas que se comprometen en un proceso de organización social. Ideas similares se repetían en el Movimiento Urbano Popular.

Te dejo la tarea, lectora, de buscar otras frases de AMLO en la selección que nos hace Martí. Estoy cierto que encontrarás que varias de ellas evocan experiencias que tú misma has tenido o casos de los que tú has oído. El fenómeno obradorista no es impresionante por las cualidades individuales de Andrés Manuel, ni de cualquiera de sus dirigentas y dirigentes. Impresiona e impacta porque es un gran río que se alimentó de los arroyos formados por decenas de miles de activistas y que se sigue creciendo con el esfuerzo de millones de ciudadanas y ciudadanos.

En estos días se celebra el medio siglo del Congreso Indígena de Chiapas de 1974, cuyo lema era En un solo corazón todos caminamos, en un solo corazón todos construimos nuestra liberación. Los pueblos indígenas de Chiapas fueron –en verdad– profetas de lo que ha ocurrido en estos cincuenta años con todas y todos nosotros.

agallardof@hotmail.com

Ligas usadas en este texto:

Liga 1:
https://www.rompeviento.tv/gracias-a-todas-y-todos/

Liga 2:
https://brigadaparaleerenlibertad.com/libro/ceu-cronica-de-una-victoria

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