Jaime Nava
Un “monstruo demasiado grande” –sin quererlo y sin planearlo– logró que personas con experiencia en resistencia social y jurídica en contra de megaproyectos mineros y de confinamiento de residuos tóxicos acudieran a Santo Domingo para sostener una reunión con sus habitantes y hacerles saber que están a tiempo de impedir que se contamine la tierra de San Luis Potosí.
Representantes del municipio de Zimapán, Hidalgo; la comunidad de la Noria de la Sabina perteneciente al municipio de General Cepeda en Coahuila; pueblos wixárikas y la diócesis de Matehuala compartieron ante casi 200 personas en la iglesia de Santo Domingo parte de las consecuencias que viven por los proyectos de confinamiento de residuos tóxicos como el que pretende instalar el empresario José Cerrillo Chowell en el sitio conocido como Palula en ese municipio.
Para todos ellos el “monstruo” tiene varias caras: presidente de la república, gobernadores, presidentes municipales, jueces, empresas y los grandes capitalistas que de la mano del gobierno empobrecen a las regiones del país donde les interesa saquear la riqueza de la tierra, por esa razón los representantes de las distintas luchas en el país ofrecieron su respaldo a los habitantes de Santo Domingo y plantearon la posibilidad de crear un frente nacional para combatir a ese “monstruo” de rostro cambiante.
Hilario Encarnación Nieves, presidente de la asociación civil Unión de Comunidades de Zimapán, expuso que ese municipio hidalguense ocupa el primer lugar de cáncer a nivel nacional “por la contaminación por metales pesados” que se encuentran depositados a 500 metros de la cabecera municipal. Por ello dijo que desde hace 10 años emprendieron una lucha por la salud de los pobladores y ahora se solidarizan con Santo Domingo porque “no queremos que la gente de México viva lo que nosotros vivimos en Zimapán”.
“El monstruo es demasiado grande, necesitamos articularnos”, sentenciaron los integrantes del colectivo Sí a la vida, opositores a la instalación de un basurero tóxico en la comunidad de la Noria de la Sabina, quienes compartieron la estrategia jurídica que han seguido para frenar la construcción del basurero en Coahuila y advirtieron a los opositores al confinamiento de Palula que necesitan acompañar sus acciones legales con una táctica política en las calles.
“Zimapán, Noria de la Sabina y Santo Domingo son poblaciones empobrecidas por las políticas del gobierno, el gobierno tiene el propósito de empobrecernos para que emigremos a la ciudad para convertirnos en consumidores del Oxxo y del HEB para que dejemos de tener nuestras gallinas y nuestro maíz [..] y así adueñarse del territorio para sus parques eólicos, minas y confinamientos”, aseguraron.
Al recordar que el pueblo de Santo Domingo cumplió un año de manifestar su abierto rechazo a la instalación del confinamiento de desechos tóxicos, Edgar Alejandro Coronado Luna, miembro del comité opositor, animó a sus compañeros a continuar con su “obligación” de defender el territorio por sus hijos y por sus nietos. “Sabemos cuándo comenzamos, pero no sabemos cuándo vamos a terminar”, dijo.
Unos de los más aplaudidos por la gente fueron Guillermo Luévano Bustamante y el equipo de abogados de El Colegio de San Luis y la Clínica de Litigio Estratégico de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, quienes se han encargado de brindar la asesoría legal gratuita junto con Ricardo Sánchez, del Centro de Derechos Humanos Samuel Ruiz García.
“Lo que ustedes están haciendo es ejemplar, nos están enseñando que organizados pueden defenderse e incluso nosotros como somos pobres, como somos, podemos contra un hombre tan rico como es Cerrillo”, manifestó Luévano.
El encuentro se extendió por más de dos horas y antes de concluir representantes de las comunidades wixárikas coincidieron en la necesidad de “hacer un tejido de hermandad para vencer al monstruo” y externaron su preocupación por el confinamiento. Sofía García Mijares, coordinadora de la mesa de comunicación del consejo por la defensa de Wirikuta confío en que “a pesar de la falsificación de documentos y de que el gobierno quiera aprovecharse de su poder” al final el pueblo tendrá la última palabra.
Finalmente tomaron la palabra algunos habitantes de Santo Domingo, quienes hicieron evidente su preocupación por las afectaciones a la salud que les traerá el confinamiento, además de los daños a las plantas y animales por la contaminación del agua y suelo. ¿Por qué estamos cada quien en este lugar?, cuestionó un dominguense a sus vecinos, y él mismo respondió: “porque somos felices, si no, no estuviéramos aquí”.






