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Afp
Roma. Dieciséis migrantes, de los 150 a bordo del buque Diciotti, fueron autorizados este sábado a desembarcar en el puerto de Catania, en Sicilia.
Según los medios, se trata de 11 mujeres y 5 hombres, dos de ellos enfermos de tuberculosis, cuyo desembarco fue solicitado por la Oficina de salud marítima de Catania y autorizado después por el ministerio del Interior.
Varios médicos e inspectores del ministerio de Sanidad subieron esta mañana al Diciotti, una embarcación de los guardacostas italianos que rescató a estos migrantes hace unos diez días, para examinar el estado de salud de estas personas.
Por otro lado, altos funcionarios del ministerio del Interior comparecieron este sábado en Roma ante la justicia.
Luigi Patronaggio, el fiscal de Agrigento en Sicilia, que impulsó una investigación judicial sobre la situación del Diciotti, interrogó a varios altos funcionarios del ministerio del Interior para intentar comprender la toma de decisiones y saber quién dio la orden de impedir desembarcar a los ocupantes de este barco italiano.
Según la prensa local, estos altos funcionarios pueden ser acusados de secuestro, detención ilegal e incluso de abuso de poder.
No obstante, el ministro del Interior, Matteo Salvini, pidió el viernes por la noche a la justicia que lo interrogaran a él.
“Deberían interrogarme a mí en lugar de pedir explicaciones a funcionarios que ejecutan las órdenes que les da un responsable, es decir, yo mismo”, aseguró el líder de la Liga (ultraderecha) en declaraciones a una emisora de radio.
En Génova, la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) hizo este sábado “una llamada a los Estados miembros de la Unión Europea para que ofrezcan de manera urgente plazas de acogida para las 150 personas rescatadas que siguen a bordo del Diciotti.
“Mientras tanto, la Acnur exige a las autoridades italianas que autoricen el desembarco inmediato de los tripulantes”, añadió.
El devenir incierto del Diciotti generó una ola de críticas contra Salvini durante los últimos días, una de las más severas la hizo el arzobispo de Agrigento, el cardenal Francesco Montenegro, quien explicó en una entrevista este sábado al diario La Stampa: “A veces llego a pensar que si fueran animales, los trataríamos mejor”.
