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Buscan “retrasar 20 años” la desaparición del Coral en Australia

Afp

Según científicos australianos, hacer que las “nubes brillen” y permitir que los corales soporten mejor el calor son dos técnicas que pueden retrasar 20 años la desaparición de la Gran Barrera debido al calentamiento climático.

El sitio del noreste de Australia, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1981, corre el riesgo de “deteriorarse rápidamente” en los próximos 50 años debido al cambio climático, según un estudio publicado en el diario Royal Society Open Science.

“Los arrecifes de coral se encuentran entre los ecosistemas más vulnerables al clima”, precisó a la Afp el autor principal de este estudio, Scott Condie. “Según proyecciones modelizadas, la proporción de corales en el arrecife de la Gran Barrera de Coral podría caer por debajo del 10 por ciento en 20 años”, estimó.

Sin embargo, Condie, investigador principal de la Agencia Científica Nacional Australiana (CSIRO), destacó que es posible frenar este descenso mediante la adopción de programas a gran escala a nivel planetario.

La Gran Barrera de Coral ya experimentó tres episodios de decoloración en cinco años, mientras que la mitad desapareció desde 1995 debido al aumento de la temperatura del agua.

Condie y los demás autores del artículo modelizaron el impacto que podría tener la técnica que consiste en hacer que las “nubes brillen”, probada por primera vez el año pasado sobre la Gran Barrera. La idea es proyectar cristales de sal en las nubes para hacerlas más brillantes y enfriar así las aguas situadas alrededor del arrecife.

También modelizaron medidas de lucha contra una especie de estrella de mar depredadora, que se alimenta de corales y prolifera con el blanqueo. A su vez, esto obliga a los peces grandes a migrar lejos de la zona.

Es “urgente” actuar, afirmó el científico, aunque reconoce que se requieren trabajos “mucho más importantes que los realizados hasta ahora, así como enormes inversiones”.

Este modelo parte del supuesto de que las temperaturas mundiales no aumentarán más allá de 1.8 grados para 2100, lo que obliga a los gobiernos a respetar los compromisos contraídos en el marco del acuerdo de París sobre el clima.