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Ap y Notimex
Río de Janeiro. El mundialmente famoso Carnaval de Río de Janeiro comenzó oficialmente con fiestas callejeras su primera celebración desde que Jair Bolsonaro asumió el poder. Hubo varias críticas contra el gobierno del presidente de extrema derecha, conocido por ofender a la comunidad LGBT y a otras minorías.
En Carmelitas, una de las actividades más tradicionales de esta ciudad, los juerguistas cantaron el viernes una canción de samba titulada Azul o rosa, todo es igual, en referencia a la ministra de derechos humanos de Bolsonaro, Damares Alves, quien poco después de asumir su cargo declaró: Es una nueva era en Brasil, los niños visten de azul y las niñas de rosa.
Mónica Machado, una percusionista que tocaba la canción dijo: Este desfile es un acto de resistencia al opresivo nuevo gobierno.
La letra decía: En el tren de la historia no podemos ir al revés, en referencia a la abierta admiración del presidente hacia la dictadura militar brasileña de 1964-1985. Bolsonaro ha dicho que preferiría tener un hijo muerto que un hijo gay y que a los policías que matan a los delincuentes se les deberían dar medallas y no sentencias de prisión.
El vestuario de varios asistentes aludió a un escándalo de corrupción en las primeras semanas del gobierno de Bolsonaro.
Vinicius Alves, estudiante universitario, vestía de anaranjado con una diadema adornada con dinero falso y rebanadas de naranja, reconocimiento a la expresión brasileña empleado naranja, que se refiere al uso de empleados fantasmas por políticos para lavar dinero.
Apenas tres semanas después del inicio del gobierno de Bolsonaro, surgieron preguntas sobre pagos sospechosos a las cuentas bancarias de su hijo y su esposa por el chofer del primero, del que muchos sospechan era un empleado naranja.
El conductor ha sido llamado a la corte varias veces y nunca se presentó, así que estoy exigiendo respuestas durante este carnaval, dijo Alves. El carnaval es resistencia, la samba es resistencia, agregó.
El carnaval es un momento para protestar y expresar tu opinión sin límites, afirmó Joao Marcos Marinho, de 57 años, cuyo atuendo también hizo referencia a un empleado naranja.
Por primera vez en estas fiestas brasileñas rige una ley relativa al acoso sexual.
Este año estará acompañada por una ley que clasifica como delitos los actos de molestia sexual y la divulgación de escenas de violación.
La Agencia Brasil publicó ayer que en términos legales, la molestia sexual se define como la práctica de un acto libidinoso contra alguien sin su consentimiento, con el objetivo de satisfacer la propia lascivia o la de un tercero.
Con la nueva norma, acciones como pasar la mano en el cuerpo de alguien sin su consentimiento o robar un beso, considerados por muchos como parte de las fiestas del carnaval, pasan a ser tipificados como delito de importunio sexual.
Un beso a la fuerza o cualquier otro acto consumado mediante violencia o grave amenaza, impidiendo a la víctima defenderse, configura el delito de violación, precisa la nueva ley.
La pena prevista para este tipo de delitos varía de uno a cinco años de prisión, si el acto no constituye un delito más grave, establece la nueva ley aprobada por el Senado en agosto de 2018 y sancionado en septiembre pasado por el entonces presidente, Michel Temer.
La especialista Regina Célia Barbosa, citada por la Agencia Brasil, confió en que con un castigo adecuado y una política de concientización de la sociedad, se contribuya a evitar que se agrave la violencia contra la mujer y se impidan casos de feminicidio.
Con el lema Mi cuerpo no es su fantasía, el Ministerio de la Mujer, de la Familia y de los Derechos Humanos de Brasil lanzó esta semana una campaña de prevención a la violencia contra la mujer en el carnaval.
Esta iniciativa tiene como objetivo promover la orientación y la seguridad a las mujeres que sufren violencia durante los días de la popular celebración carioca.
