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Más de un millón marchan en Chile por el Día Internacional de la Mujer

En Chile, manifestantes y policías se enfrentan en la marcha por el Día Internacional de la Mujer. Foto Ap

Aldo Anfossi, especial para La Jornada 

Santiago. Cientos de miles de féminas, mucho más que un millón, marcharon hoy por las avenidas de Chile conmemorando el Día Internacional de la Mujer, en una puesta en escena que trasciende las reivindicaciones netamente de género y se conjuga con el cambio cultural que experimenta la sociedad chilena y las hondas reformas que se reclaman desde el estallido de octubre de 2019, dicen analistas.

Es imposible que ambos procesos sociales no se entremezclen, pues el “¡basta ya!” de las mujeres chilenas contra la discriminación laboral, salarial y política, la violencia machista y los abusos sexuales, está directamente conectado con el tipo de sociedad mercantilista y expoliadora que construyó el neoliberalismo desde la dictadura pinochetista y hasta el presente.

Orgullosas de sí mismas y con una alegría inmensa que tampoco oculta la rabia y las penas contenidas, las mujeres –viejas, jóvenes, abuelas, adolecentes, profesionales, estudiantes, obreras, jubiladas, niñas, mapuche, extranjeras y múltiples otras diversidades-, se tomaron literalmente el protagonismo y las calles de decenas de ciudades de Chile, comenzando por Santiago, donde fácilmente más de un millón de ellas copó los cuatro kilómetros que separan la Plaza de la Dignidad (Plaza Italia) del Palacio de La Moneda, sede del gobierno.

A su interior, en un acto convocado para la ocasión, el presidente Sebastián Piñera anunció dos proyectos de ley: uno para hacer obligatorio el monitoreo telemático para proteger a mujeres víctimas de violencia doméstica; y otro para establecer un registro de acceso público para los deudores de pensión familiar.

Imposible no decir que Piñera, autor de algunas frases derechamente machistas y grotescas acerca de las féminas, fue blanco selecto en las consignas nada amables de las marchantes, lo mismo que el “Estado opresor” descrito como “un macho violador” y el patriarcado como “esclavitud encubierta·, al tiempo que los pocos hombres que se aparecieron eran conminados a retirarse bajo el cántico “¡que se vayan los machitos!”.

La policía, que anunció que 1.700 “carabineras” resguardarían las marchas a nivel nacional, se mantuvo a distancia y evitó los choques, pese a que por momentos en las cercanías de la sede de gobierno, hubo roces e incidentes.

-La interpretación-

Neida Colmenares, directora de la carrera de ciencia política de la Escuela de Gobierno de la Universidad Central, dice que la masividad del 8 de marzo “da cuenta de la celebración de las mujeres respecto de la aprobación de la paridad de género en la convención constituyente”. Ella se refiere a que justamente esta semana y después de meses inciertos, el Parlamento chileno votó favorablemente una ley que garantiza que la mitad de los integrantes de la probable asamblea constituyente que se constituirá en octubre para redactar una nueva constitución, sean mujeres.

“Ese es un hecho político relevante que da cuenta de la lucha y capacidad de organización de las mujeres para que este movimiento vaya impactando en la modificación de las políticas públicas”, añade.

También señala que la marcha, “con cerca de dos millones de personas, da cuenta de la rearticulación del movimiento social. Las mujeres celebran la paridad y también dan una señal muy positiva de lo que podemos esperar ocurra con el plebiscito de abril, augurando un apruebo al proceso constitucional”.

La cientista atribuye al feminismo un rol fundamental en generar las condiciones para el estallido social de octubre, por cuanto al menos desde 2018 venían protagonizando movilizaciones.

“Las mujeres no han estado para nada centradas sólo en sus demandas, sino también en temas como la superación de la pobreza y la equidad. Hemos sido las primeras en movilizarnos multitudinariamente y en permear la agenda social y política. Y ahora, a poco más de un mes del plebiscito, con una demostración de fuerza contundente para un gobierno de derecha que recibe un mensaje claro y que genera buenas condiciones para que gane el apruebe y el mecanismo de la convención constitucional”, comenta.

Asimismo, proyecta que esta masividad en las calles tendrá correlación con la participación en el plebiscito del 26 de abril, cuando se decidirá si Chile avanza o no al proceso constitucional y por cuál mecanismo.

“Creo que sí. Estamos marchando sin diferenciar la lucha feminista y por los derechos como algo distinto de lo que está pasando en Chile. La demanda feminista se ha vinculado y contextualizado con lo que ocurre en el país”, concluye.

JSL
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