Río de Janeiro. La ex presidenta brasileña, Dilma Rousseff, apartada del poder por un juicio político concluido el pasado 31 de agosto, presentó anoche un recurso ante el Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil para pedir la anulación de su impeachment.
En el recurso presentado por la defensa de Rousseff se alega que las acusaciones en su contra –la violación de las leyes fiscales- no constituyen “un crimen de responsabilidad” punible con su destitución.
Se afirma, asimismo, que el actual presidente Michel Temer, quien fue vicepresidente de Rousseff, llevó a cabo negociaciones con partidos políticos para apartar del poder a la mandataria.
Éste es el segundo recurso que Rousseff presenta ante la mayor institución judicial de Brasil para tratar de revertir el impeachment (juicio político) que la apartó del poder menos de dos años después de ser reelegida.
El primer recurso fue desestimado por un juez del Supremo y, salvo enorme sorpresa, este nuevo recurso no debe revertir la decisión apoyada por 61 de los 81 senadores de destituirla.
Temer se deslinda
El presidente brasileño, Michel Temer, en el cargo desde el 12 de mayo tras la destitución de Dilma Rousseff por juicio político, dijo hoy que los negativos indicadores económicos en el país “no son culpa suya”, en referencia al aumento del desempleo y del déficit fiscal.
“La culpa no es mía”, dijo hoy Temer a un grupo de empresarios reunidos en un foro en Sao Paulo durante el cual culpó a la administración de Rousseff de “una inflación creciente, una caída del 24 por ciento en las inversiones y casi 12 millones de desempleados”.
Organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el propio Banco Central de Brasil aseguran que el país comienza a salir de la dura recesión que en tres años suma más del 7 por ciento de caída del Producto Interno Bruto (PIB).
Este año la economía brasileña debe contraerse cerca del 3.5 por ciento, mientras en 2017 se espera que tenga un crecimiento moderado de entre el 0.5 y el 1.5 por ciento.
Los indicadores como el desempleo o la caída de la recaudación fiscal, sin embargo, no cesan de empeorar y registrar mínimos históricos.
El paro afecta ya a más de 12 millones de brasileños (el 11.8 por ciento activos) y, en comparación con el trimestre de junio-agosto de 2015, ello supone más de tres millones de personas en las listas de desempleados, según datos publicados hoy.
Temer, cuya impopularidad ronda el 70 por ciento, asegura que la prioridad es ahora frenar el déficit fiscal en las cuentas públicas por medio de una ley que limite el gasto público y lo ancle a la inflación, así como la reforma del sistema de pensiones.
Brasil prevé este año un déficit primario en sus cuentas públicas de 170 mil millones de reales (53 mil millones de dólares), una tendencia que los analistas y economistas consideran insostenible para la sustentabilidad a la largo plazo de la mayor economía de Brasil.
Con todo, el presidente dijo que no reducirá los programas sociales implementados por Rousseff y por su mentor y antecesor, Luiz Inacio Lula da Silva, responsables de reducir el número de pobres en 30 millones de personas, según datos de Naciones Unidas.