Carlos López Torres
No es pecado vivir de fiado, ni gobernar con dinero prestado, como dice José Luis Ugalde, secretario de Finanzas, pero según ciertas creencias, la presencia del mismísimo Luzbel se hizo patente en el derrumbe del puente Santa Isabel, para cobrar a los ambiciosos y malos constructores a quienes se les asignan obras con deuda contraída por los gobernantes, su osadía de darnos gato por liebre en materia de construcción de obra pública.
Lo anterior se desprende de lo dicho por la vidente, botánica y exorcista Consuelo Jonguitud Murgía, según lo consigna un medio de Valles, quien asegura que en el caso del puente Santa Isabel, derrumbado por segunda ocasión habiendo sido ya reparado “se combinó la maldición del demonio con la ambición de un individuo…”, aunque señaló asimismo que otros puentes como el de La Lagartija de Valles, estarían próximos a sufrir otro colapso trágico.
¿Será que algo sabe Satanás sobre las complicidades, favoritismo, contratismo y corruptelas entre funcionarios y empresarios de la construcción? Por lo pronto, el titular del Ejecutivo, Juan Manuel Carreras, quien hoy rendirá su primer informe de gobierno, ha solicitado al representante en la Huasteca que a su vez prepare un informe más terrenal de ese y otros puentes, aunque no se habla de peritajes de expertos o personal especializado que dé certidumbre a dicha investigación.
El informe del gobernador mínimamente debería reflejar la voluntad política del Ejecutivo para establecer claramente las reglas de operación en materia de construcción, no sólo en cuanto a calidad se refiere, sino en lo relativo a la sana distancia entre contratistas y gobernantes. Sobre todo cuando se han proyectado inversiones millonarias del erario, que según se dice tienen en el centro la trasformación de la zona metropolitana mal planeada, atrasada en materia de servicios por las pésimas administraciones municipales a cargo de los priístas, en vías de exoneración.
El retorno al Día del Gobernador, que permitirá a Carreras López un sobredimensionamiento de su persona mediante la entrega del informe por escrito como lo establece la Constitución Política local, para inmediatamente enviar un mensaje adicional desde la tribuna del Congreso, acto no legislado aún, no hace sino enfatizar los afanes protagónicos del mandatario ante el mediocre desempeño de algunos de sus funcionarios.
Aunque no somos creyentes del chamuco, no dejamos de compartir los deseos de muchos ciudadanos, incluso de algunos que estarían ya rezando, para que a una parte del gabinete se le aparezca el tal demonio después del informe que paralelamente se ofrecerá al conjunto de las cúpulas aplaudidoras.
Y es que por más que se quiera tapar el sol con un dedo, lo cierto es que en casi todas las materias de la agenda carrerista hace falta trabajo y responsabilidad. En materia de seguridad, por ejemplo, en los últimos días la violencia, los ajustes de cuentas, los asaltos a mano armada, las ejecuciones y los crímenes sexuales con violación se han multiplicado.
Ahí esta el caso del municipio de Ciudad del Maíz, donde aseguran los que saben, que tras las ejecuciones de los funcionarios de Desarrollo Social y el de Protección Civil, así como el despojo de su camioneta al mismísimo presidente municipal en el sitio conocido como La Calzada y otras ejecuciones anunciadas de funcionarios municipales, existe la disputa de grupos delincuenciales pertenecientes a los cárteles de Los Zetas, del Golfo y los recién llegados del CJNG.
Todo lo anterior, nos cuentan nuestros informantes, en medio de un toque de queda establecido mediante mensajes publicados por los mismos grupos delincuenciales, ante la pasividad del ejército y los cuerpos policíacos que prácticamente han abandonado a su suerte a los aterrorizados habitantes del pequeño municipio.
Aunque poco se habla de la existencia de ese estado de inseguridad, lo cierto es que no se trata de “una racha”, sino una realidad ya insoslayable que requiere ser abordada con inteligencia, imaginación, creatividad y participación de la sociedad, antes de que nos cargue a todos el mentado Mefistófeles.





