Pilar Torres Anguiano
“El mundo iluminado y yo despierta”
Sor Juana Inés de la Cruz.
“La astronomía es como una canción, que, aunque no entiendas,
ya vale la pena por ser tan hermosa”
Julieta Fierro Gossman
(1948-2025)
¿Tú, en qué piensas cuando miras al cielo?
Seguramente Vincent van Gogh pensaba en la noche estrellada. Galileo, en las lunas de Júpiter. Hay quienes creen que Primero Sueño, de Sor Juana, se desarrolla durante un eclipse y que es una especie de carta astronómica. Algunos sostienen que la historia de la humanidad comenzó cuando el primer ser humano miró hacia el cielo y trató de explicárselo.
El sistema solar forma parte de una galaxia espiral, un conglomerado de cien mil millones de estrellas. Así como la Tierra tarda un año en darle la vuelta al Sol, el sistema solar tarda 250 millones de años en dar una vuelta al centro de la galaxia; ahí está un gran agujero… “ese agujero negro contribuye a mantener en órbita al sistema solar. Y ese centro, aunque no se vea, se siente porque nos atrae”. Esta frase se la escuché a la gran Julieta Fierro. A mí, que no sé de ciencia, me pareció poética; y con frecuencia la recuerdo mientras miro el cielo y aparecen algunas estrellas… esas estrellas que tantas veces la humanidad ha comparado con luciérnagas.
Dicen que hace mucho tiempo algunos pescadores —además de guiarse por la posición de las estrellas— utilizaban botellas llenas de luciérnagas para introducirlas en sus redes cuando salían a pescar.
“Las luciérnagas son insectos que producen un conjunto de reacciones químicas en su abdomen que generan luz con gran eficiencia… y los máseres son trazadores de fenómenos energéticos en las estrellas”, dijo la científica Lucero Uscanga en la conferencia Los máseres: las luciérnagas del universo (máser es un acrónimo en inglés de Microwave Amplification by Stimulated Emission of Radiation).
México es el segundo país más rico en luciérnagas, con el 11% de la población mundial de este insecto. En la Ciudad de México se registran 16 especies. Una de ellas es la Pyropyga julietafierroae. Ese es el nombre que, en honor de Julieta, le otorgó la comunidad universitaria a una especie de luciérnaga descubierta en México. Un merecido honor, pero sobre todo, un reconocimiento entrañable.
Y es que, más allá de su gran trayectoria, sus libros, sus premios, Julieta tenía un don: hacía de la ciencia una conversación cálida, cotidiana. Con humor decía que no tendía la cama antes de salir, que los trastes se quedaban en remojo, que ser “mujer perfecta” era un mito innecesario. Pero exigía algo serio: condiciones para que las mujeres mexicanas pudieran ser científicas sin sacrificar su vida personal. Guarderías en las universidades, becas que contemplaran la maternidad, estancias más humanas. No pedía concesiones: pedía justicia. “¿Qué tal los cinturones de seguridad de los coches? ¿Qué tal que no hay chalecos antibalas para las mujeres? Necesitamos mujeres en la ciencia. Pero para eso necesitamos cambiar las condiciones sociales. Tenemos que lograrlo”.
Viajaba Julieta con la misma entrega a conferencias internacionales que a escuelas rurales, donde desplegaba maquetas, esferas y linternas para mostrar a los niños —y sobre todo, a las niñas— que el universo también era suyo.
Siempre es buen momento para mirar las estrellas, volver íntima la inmensidad y recordar que el cerebro humano es también un cosmos en el que todos cabemos: los genios, las niñas y las luciérnagas.
Pero ¿en qué pensará una pequeña luciérnaga? Y nosotros, los que no somos Vincent, ni Juana ni Julieta; los que no entendemos de ciencia ni de arte, ¿en qué pensamos? Al menos podemos orbitar sobre esta idea:
“Hay cien mil millones de galaxias. Así como nosotros tenemos una galaxia con cien mil millones de estrellas, tú tienes cien mil millones de neuronas, y por eso eres capaz de entender estas cosas”.
Galaxias y neuronas, sistemas y agujeros negros, ciencia y justicia. Al final, quizá no haya tanta distancia entre una estrella y una luciérnaga: ambas son destellos en la oscuridad, faros diminutos que nos recuerdan que la luz se multiplica cuando alguien la comparte.
X: @vasconceliana





