Elio Henríquez

A 28 años de la masacre de 45 indígenas tsotsiles ocurrida en Acteal el 22 de diciembre de 1997, “no sólo no se ha hecho justicia, sino que, después del sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León, continuaron las represiones, asesinatos y masacres contra los luchadores sociales, defensores de la tierra y territorio y periodistas”, afirmó la organización Sociedad Civil Las Abejas.

“A lo largo de los 28 años de calvario en la búsqueda de la justicia de nuestros 45 hermanas y hermanos, más cuatro bebés, hemos atravesado mentiras, burlas y desprecio”, agregó.

Manifestó que “vemos también cómo el mal gobierno cree engañar al pueblo de México con que cambiando a los jueces y poniendo a un ‘indígena’ de presidente de la mal llamada  Suprema Corte de Justicia de la Nación, cambia el sistema de justicia en México, pero es mentira”.

En un comunicado agregó:  “Para nosotras y nosotros los sobrevivientes de la masacre de Acteal, esta falsa casa máxima de justicia que en el 2009 ordenó la liberación de los paramilitares autores materiales de la masacre de Acteal, sigue siendo un sistema de justicia caducado y podrido y por lo tanto es inservible”.

Las Abejas, a la que pertenecían las 45 víctimas, señaló que “la experiencia y la memoria nos han enseñado que la justicia verdadera, la que dignifica, la humanizada, nunca va a venir de arriba, sino que se hace, se construye, y esa se llama La Otra Justicia. Desde que los jueces y malos gobiernos nos despreciaron y nos cerraron las puertas, empezamos a pensar que la justicia se construye desde la memoria, se hace organizándonos en comunidad y lo hermoso es que mucha gente de México y de otras partes del mundo, han decidido caminar con nosotros en esta verdadera búsqueda y construcción de La Otra Justicia”.

El comunicado fue leído por Guadalupe Vázquez, sobreviviente de la masacre, durante la celebración religiosa con la que cientos de personas recordaron este lunes 22 a las víctimas en Acteal, luego de participar en una peregrinación.

“Un día lunes como hoy, pero del 22 de diciembre de 1997, eran las 10 de la mañana, cuando los paramilitares priistas y cardenistas creados por Ernesto Zedillo Ponce de León en ese entonces presidente de México, y entrenados y armados por el Ejército mexicano, llegaron a masacrar a 45 mujeres, niñas y niños, hombres y abuelas y abuelos; la misión de estos asesinos del Estado mexicano era destruir nuestra lucha por la justicia y la paz verdadera”, afirmó la organización.

“Nunca olvidaremos este horror del crimen de Estado cometido hace 28 años porque ya está escrito en libros, está esculpido en rocas, está impregnado en nuestra memoria colectiva y será recordado por nuestros descendientes hasta el final de los siglos”, añadió.

Acteal, herida abierta: Frayba  

El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba), a su vez, manifestó que “la guerra contra los pueblos indígenas se prolonga y se alimenta de la impunidad, sostenida en el contexto de violencia contrainsurgente implementada mediante el Plan de Campaña Chiapas 94”.

Expresó que “esta estrategia, como se observa en las acciones contra la tierra recuperada del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), mantiene vigentes los mecanismos de violencia, profundizados por la crisis de derechos humanos. Todo ello impide esclarecer la responsabilidad intelectual y material, así como individualizar, juzgar y sancionar a los responsables de este crimen de lesa humanidad”.

Aseveró que “la espera es larga, la paciencia profunda”, al tiempo de saludar “a nuestras compañeras y compañeros sobrevivientes, y a Las Abejas de Acteal, quienes han transformado el horror en La Otra Justicia: acción simbólica de paz, lucha y resistencia”.

Destacó que “desde su Casa de la Memoria y de la Esperanza han abrazado las luchas de abajo, solidarizándose con quienes sufren. Ellos conocen el dolor de los pueblos y nos han enseñado la grandeza de su solidaridad: palabra que, al ser pronunciada o actuada, se vuelve gigante, cargada de dignidad. Que ningún acto, en ningún rincón del planeta, permanezca en la indiferencia”.

Asimismo, exigió al Estado mexicano “reconocer su responsabilidad y asumir un compromiso verdadero para romper el pacto de impunidad de la Masacre de Acteal. Desde el Frayba seguiremos insistiendo y actuando, siempre junto a las hermanas y hermanos de Las Abejas de Acteal, luchando codo a codo”.

Subrayó que “hace 20 años se presentó el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, cuyo Informe de Fondo sigue pendiente. En este tiempo, varios familiares han fallecido sin alcanzar justicia ni reconocimiento de responsabilidad por la Masacre de Acteal: herida abierta perpetrada por el grupo paramilitar de Chenalhó el 22 de diciembre de 1997, cuando fueron ejecutadas 45 personas (18 mujeres —cuatro de ellas embarazadas—, 16 niñas, 4 niños y 17 hombres), además de 26 personas gravemente heridas”.

En la homilía de la misa que ofició en Acteal, el obispo de la diócesis de San Cristóbal, Rodrigo Aguilar Martínez manifestó que “queremos seguir buscando y construyendo paz”, lo cual “no es fácil ni cómodo”.

En tanto, los asistentes al primer encuentro de jóvenes realizado en Acteal el 21 de este mes, expresaron su preocupación porque “el crimen organizado está controlando nuestras comunidades y pueblos, reclutando a nuestros hermanas y hermanos. Hay un aumento en el consumo y venta de alcohol, drogas y prostitución en las cantinas”.

Aseguraron que  el gobierno genera muerte con los programas asistencialistas, que regala fertilizantes químicos, semillas transgénicas (semillas mejoradas como lo llama el mal gobierno); nos preocupa que se instalen megaproyectos en los lugares donde vivimos y encontramos dificultades para continuar con la lucha”.

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