- Larrea muerde el polvo, una vez más
- Salinas Pliego: sin abonos chiquitos
Carlos Fernández-Vega
Cero y van dos: de nueva cuenta, el tóxico barón Germán Larrea mordió el polvo en su renovado intento (el primero fue en 2023) por quedarse con una de las mayores instituciones bancarias que operan en el país (trasnacional, como tantas otras), y en buena medida su segundo fracaso al hilo se debe a que el padrino de la familia Carlos Salinas de Gortari, junto con su escudero Pedro Aspe, ya no decide quién se queda o no con tal o cual empresa del Estado, como lo hizo en la reprivatización bancaria de 1991-1992 (de la que el propio Larrea fue beneficiario), en particular, y con los bienes de la nación, en general (como la compañía Minera de Cananea, que pasó a formar parte de los haberes del magnate; los ferrocarriles se los entregó Ernesto Zedillo).
El innombrable ya no pudo intervenir para de nueva cuenta favorecer a Larrea. En esta ocasión, el barón no huyó de miedo ni aventó la papa caliente (como en Pasta de Conchos y en el derrame de tóxicos en el ríos Sonora y Bacanuchi) a sus gobiernos protectores (de Miguel de la Madrid a Enrique Peña Nieto), como acostumbra, sino que fue la propia trasnacional financiera estadunidense (hasta ahora propietaria de Banamex) quien lo mandó rigurosamente a paseo.
La Jornada (Clara Zepeda) lo reseñó así: “Citigroup no dejó correr los 10 días que le dio de plazo Grupo México, de Germán Larrea, para responderle que rechaza su oferta por 100 por ciento de las acciones de Banamex. ‘Después de evaluar cuidadosamente la propuesta, incluyendo sin limitación consideraciones financieras y de certeza de la operación, hemos comunicado a Grupo México que Citi rechaza su oferta; creemos firmemente que la operación anunciada el 24 de septiembre de 2025 y la oferta pública inicial accionaria planificada nos permitirán completar la desinversión de Banamex de una manera responsable y maximizar el valor para nuestros accionistas’, aseguró ese banco en un comunicado”.
Carísimo le salió a Larrea su segunda intentona –fallida, desde luego– por quedarse con Banamex: cuando públicamente hizo el anuncio, el lunes pasado, el precio de las acciones de Grupo México (de su propiedad) en la Bolsa Mexicana de Valores se desplomaron 15.43 por ciento (que al tóxico barón le representó una pérdida estimada en 190 mil millones de pesos), algo que al mismo tiempo reflejó el rechazo de la mafia financiera a la eventual presencia del magnate en su territorio. Días después, dicho precio se “recuperó” 0.9, 1.63 y 1.85 por ciento (hasta ayer), lo que ni lejanamente compensa la caída del primer día de la semana.
Pero Larrea no puede quejarse: con la reprivatización salinista de la banca se benefició, como accionista, de la venta de Banamex (agosto de 1991) al Grupo Financiero Accival, con Roberto Hernández y Alfredo Harp Helú como cabezas visibles. No sólo eso: también fue uno de los “rescatados” por el Fobaproa (1995), cuando el gobierno zedillista aceptó que Banamex dejara en la “panza” de ese fondo todo el mugrerío que tenía en su contabilidad (incluyendo créditos impagos de los propios accionistas). Algo más: sacó enorme raja de la venta de Banamex a Citigroup (2001), por la evasión fiscal que (autorizada por Vicente Fox y Francisco Gil Díaz) conllevó esa operación y por los 12 mil 500 millones de dólares que los gringos pagaron para quedarse con la institución otrora mexicana.
Tal vez Larrea, frustrado, se refugie en su palaciega villa en la Toscana, Italia, o se entretenga en el Hipódromo de las Américas (unos de sus vicios y fuente de negocios), con sus caballos de precios multimillonarios. Eso sí, el fracaso, en dos tiempos, nadie se lo quita.
Si de barones fracasados se trata, ahí está Ricardo Salinas Pliego, a quien le envían un atento mensaje desde la Corte Suprema del estado de Nueva York: publicó la notificación oficial con la que se multa al empresario con 21 millones 47 mil 378.90 dólares “por violar una orden judicial de hace más de un año en un proceso legal con la empresa telefónica AT&T”. La sanción, que parte de una sentencia firmada el 22 de septiembre de 2025, especifica que la multa impuesta es de 20 millones de dólares por desacato civil, más un millón 47 mil 378.90 dólares para cubrir los costos y honorarios de abogados de AT&T ( La Jornada, Dora Villanueva).
Pero más allá del problemón judicial que tiene en la citada corte, Salinas Pliego se retuerce ante la imposibilidad de pagar esa multa en abonos chiquitos.
Las rebanadas del pastel
¿Cuánto tardará el genocida Benjamin Netanyahu, junto con sus hordas fascistas, en violar lo que él y Trump llaman “acuerdo de paz”?
X: @cafevega





