• Patada a la soberbia de Larrea
  • Fin a la “dura y cruel batalla”

Carlos Fernández-Vega

Debieron transcurrir más de 18 años para que los heroicos mineros de Cananea –Sección 65–, junto con su sindicato nacional, alcanzaran un acuerdo histórico que no sólo reivindica su lucha, la solidez de su movimiento y la legalidad de la huelga estallada el 30 de julio de 2007, sino que representa un fuerte golpe contra el tóxico Germán Larrea (el de Pasta de Conchos y la contaminación de los ríos Sonora y Bacanuchi), uno de los barones más repulsivos del país, y su corporativo Grupo México, los cuales a lo largo de ese periodo sistemáticamente se negaron a atender las demandas de los huelguistas.

A lo largo de ese periodo, Larrea y su Grupo México no sólo intentaron acabar con el sindicato nacional de mineros, “desaparecer” a su líder, Napoleón Gómez Urrutia y cerrar con mil candados las puertas del diálogo y la negociación, sino que, en connivencia con el gobierno federal reprimieron salvajemente a los huelguistas: en 2010, Felipe Calderón envió a la Policía Federal a la histórica mina de Cananea para “resolver el problema” a sangre y fuego, cuando la solución era sencilla; atender el reclamo de los mineros.

No hay que olvidar que en 2010 el abogado corporativo de Larrea y Grupo México era (de hecho, lo sigue siendo) Fernando Gómez Mont, quien despachaba como Secretario de Gobernación. Hasta ese grado de cinismo llegó la mancuerna Larrea-Calderón. Además, toda denuncia contra el corporativo era rechazada por los “amigo$” de la Suprema Corte de Justicia, mientras el entonces secretario del Trabajo, el impresentable Javier Lozano Alarcón, cuidaba los intereses patronales. Un asco, pues.

Para los mineros, represión, desempleo y hambre; para Larrea y Grupo México, impunidad y más concesiones del Estado. Pero no pudieron doblegar a la sección 65 ni a su sindicato nacional ni a su dirigente Gómez Urrutia. Pero falta, porque si bien se abrió la puerta en Cananea (aún se desconocen los detalles), no hay que olvidar que se mantienen activas e irresueltas las huelgas en Taxco, Guerrero, y Sombrerete, Zacatecas (también explotadas por el barón y su corporativo), estalladas simultáneamente el mismo 30 de julio de 2007.

Como lo señalamos semanas atrás en este espacio, a lo largo de esos 18 años, la cantaleta de Larrea (la segunda mayor fortuna del país: más de 30 mil millones de dólares) y Grupo México ha sido que “no tenemos dinero” para atender las demandas de los mineros. Invirtieron una carretada de dinero para comprar la protección de la pandilla judicial y utilizaron la “técnica” de Ricardo Salinas Pliego (es decir, todos tipo de trucos legales, legaloides y abiertamente ilegales) para que las tres huelgas mineras quedaran en el “olvido”, pero se les apestó, ahora deben pagar 18 años de salarios caídos, cuotas de seguridad social acumuladas y demás, lo que confirma que soberbia, ego e impunidad matan inteligencia, pues el reclamo de los mineros de Cananea (como los de Taxco y Sombrerete) no sólo es por demás válido, sino que debió atenderse de inmediato, antes de julio de 2007, es decir, sin llegar a la huelga.

Así reseñó La Jornada (Jared Laureles y Alexia Villaseñor) este hecho histórico: “trabajadores de la mina de Cananea, en Sonora, del Sindicato Nacional Minero que encabeza Napoleón Gómez Urrutia, pusieron fin a una de las huelgas más largas en la historia del país que protagonizaron durante más de 18 años. Durante ese tiempo, libraron una lucha desigual contra el poder económico y político, derivado de las agresiones sistemáticas que Grupo México, en complicidad con los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, puso en marcha para intentar acabar con este movimiento”.

“Llega a su fin el conflicto de Cananea, Sonora, en el que nuestro sindicato y mis compañeros mineros de la Sección 65 resistieron valientemente contra los abusos, las injusticias y la represión”, expresó en redes sociales Napoleón Gómez Urrutia. “Sin duda, este acuerdo termina con una dura y cruel batalla, pero debe continuar el diálogo y la exigencia de la resolución de las huelgas en Taxco y Sombrerete”.

Las rebanadas del pastel

Por si alguien tuviera duda, la presidenta Sheinbaum lo dice con todas sus letras; “no estamos de acuerdo con intervenciones ni injerencias; sí, a favor de la solución pacífica de los conflictos; esa debería ser la posición de todos los países del hemisferio; vamos a buscar con todas las naciones que así lo deseen, de América Latina o de otros continentes, una solución pacífica y que no haya intervención; evitar al máximo cualquier solución armada, y lo que pueda hacer México para evitarla, vamos a estar ahí siempre”.

X: @cafevega

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