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Arvide defiende su nombramiento y viaja en primera clase

Isabel Arvide, en imagen de archivo. Foto tomada del blog estadomayor.mx

Roberto Garduño

Ciudad de México. Isabel Arvide, conocida de ex presidentes como Luis Echeverría, José López Portillo y Carlos Salinas de Gortari, hoy cónsul de México en Estambul, Turquía, defendió su pertenecía a la diplomacia nacional.

A su llegada a Chetumal, con pasaje de primera clase, se le cuestionó: ¿En dónde queda la austeridad?

Y sin enfado replicó: “Fue por culpa de ustedes, porque llenaron el avión; además sólo pagué 600 pesos de diferencia”.

Entonces se le inquirió sobre su cuestionado nombramiento.

—Señora, ¿qué tanta experiencia diplomática tiene para estar ahí, en esa posición?

—A mí me nombró el presidente, me nombró el presidente, porque le dio su gana nombrarme, pregúntaselo tú a él.

—Se lo estoy preguntando a usted -se le reviró.

Y repuso con enojo: Son nombramientos “totalmente del presidente. Lee las leyes, lee la Constitución. Es una decisión del presidente, pregúntele a él, yo creo que lo ha discutido varias veces, ¿no lo ha respondido? Yo creo que sí, pero es una buena oportunidad, pregúntenle por qué me nombró.

—¿Usted por qué aceptó?

—Porque al presidente no se le dice que no.

Así, la cónsul con sus colgantes de oro, su reloj de marca, su bolso de mano Louis Vuitton, justificó el despido de tres empleados del consulado. No servían, dijo, porque tenían año y medio sin hacer mucho por la ausencia de cónsul, y además como la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) paga poco a sus empleados de otros países -los despedidos por ella recibían 300 euros al mes-, la salida fue el despido.

Se le preguntó sí se reunirá mañana con el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Y la respuesta fue la esperada: “Para mí siempre será un placer infinito, es mi amigo el señor presidente. Siempre seré obradorista, creo en su gobierno, creo en lo que está haciendo al cien por ciento; creo que la lealtad es así, completa, y en todo y hay que estar con este gobierno y yo estoy con él.”

—¿Le dijeron algo por la denuncia de maltrato laboral?

—No fue una denuncia de maltrato laboral. A ver, ustedes lo saben mejor que nadie porque ustedes como yo. Yo lo único que he sido en mi vida es periodista, entonces nosotros trabajamos, hacemos las cosas, tienes una hora para entregar la nota y no tienes pretextos. Entonces en Estambul, en el consulado había tres jovencitos, muy jóvenes universitarios, acostumbrados a no trabajar, y como la pandemia prohíbe que los puedas despedir teníamos un problema terrible desde que yo llegué, yo mandé 25, 26 escritos oficiales.

“El problema era que ellos me gritaban y me decía no me puedes correr, “y no te voy a obedecer y no voy a trabajar”, entonces cuando uno de ellos llegaba en tenis sin camiseta Y unas fachas terribles o cuando llegaban tarde, o lo que se oyó de la grabación que es el final de una discusión, una discusión muy violenta que tuvimos (y les dije) yo no voy a bajar, el consulado está en dos pisos, una casa antigua, dos pisos y yo necesitaba más gente en la parte consular, porque estamos dando más visas entonces yo le dije esta niña tienes que ayudar, tienes que bajar y ella gritaba que no me iba a obedecer.”

—¿Los trabajadores siguen ahí?

—Renunciaron, ya habían renunciado, la grabación que hicieron pública era de noviembre

—¿Para usted no aplica la disposición de no viajar en primera clase?

—Culpa es de ustedes, yo pagué 600 pesos más para poder venir en este avión porque todo el avión estaba tomado por ustedes…los periodistas.

—Había lugares atrás -respondió una reportera.

—Me dijeron qué no lo había, de todos modos yo pagué, yo pagué el avión lo que costaba, yo pagué el vuelo y costaba 600 pesos más.

—¿Algo especial ahí en primera clase?

— Una cerveza