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Corona Capital cierra con el deleite musical de Pixies

pixies

Por Jorge Caballero

México, D.F. Pestañeos desempolvados, parpadeos intensos desde finales de la década de los 80, guiños imperecederos a mil por hora, caídas recurrentes de cabronas pestañas sonoras llenas de cabrona poesía, se vivieron en el cierre del segundo día de la edición 2015 del Corona Capital, cuando el grupo bostoniano Pixies cerró las actividades en uno de los escenario con una actuación exageradamente buena, desmedida. Los Pixies llegaron armados con parte de lo más granado de su repertorio tatuado en la memoria de sus añejos/recientes/bluff fanáticos quienes satisfechos se rindieron ante Black Francis y compañía. Siempre Black Francis y compañía.

Deleite musical de principio a fin, sin atajos patrioteros ni insulsos saludos, es más, ni las buenas pinches noches. Tocar como Dios y el Diablo mandan, congruencia y güevos, directo a los tímpanos para luego llegar al torrente sanguíneo e irrigar cada uno de los órganos creados/masajeados/alimentados por los hacedores de gran parte de la educación sentimental de los asistentes: Pixies.

Veloria, Hey, Where is my mind?, Monkey gone to heaven, Ana, Nimrod’s son, Holliday song, Vamos, Caribou, Bone machine y Wave of mutilation, entre otras fueron los argumentos sonoros con lo que los Pixies satisfizo a la turba de sus abatidos fanáticos dotándolos de nuevas fuerza por el cansancio maratónico.

Claro, los Pixies no tocaron todas sus canciones: las preferidas, pues cada uno de los asistentes tenía/tiene en mente su lista de canciones ideal, pero esta segunda visita de Pixies a México fue otro enorme ensayo general que recuperó parte del tiempo perdido y, también, fue una apuesta para que, de nueva cuenta, se dé el momento de su regreso.

Otros viejos conocidos que engalanaron los escenarios del Corona Capital fueron los escoceses de Primal Scream, que llegaron para complacer a unas cuantas decenas de miles de personas con su buen manejo instrumental y su probada capacidad de movilidad en el escenario, pasando por distintas reinvenciones: del rock sicodélico al indie y del rock alternativo al clásico.

Las Sleater Kinney le echaron ganitas y lograron convencer a la mayoría del poco aforo que se arriesgó a ver al cuarteto de chicas que por más actitud punk que le quisieron imprimir a su música, no pudieron negar la cruz de su parroquia, y transpiraron un pop elaborado con algunos tintes guturales.

En el colofón de los otros escenarios no hubo sorpresas, con las incuestionables actuaciones del dúo electrónico Ratatat, que llenó de beats cada una de las neuronas de cada uno de sus belicosos seguidores.

También llegó el inglés Norman Quentin Cook: Fatboy Slim para hacer las delicias a los aferrados que se quedaron a escucharlo, para después ser turnado por la cereza de la noche el diyéi Calvin Harris, que con su electropop, fundido con su electro house y dance pop coronó de forma cadenciosa la intensa corrida musical del Corona Capital 2015.