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Carolina Gómez Mena
Ciudad de México. El cardenal Norberto Rivera Carrera elogió la solidaridad del pueblo mexicano y destacó en especial la entrega de los jóvenes que han salido a las calles a ayudar a los afectados por el sismo del pasado martes. También destacó la labor desempeñada por los soldados, marinos y policías en esta situación de emergencia.
En la Basílica de Guadalupe, el también arzobispo primado de México ofició una misa por lo damnificados que dejó el movimiento telúrico. En la ceremonia estuvieron presentes el nuncio apostólico en México, Franco Coppola y el cabildo guadalupano.
El cardenal expuso que “este pueblo noble se ha volcado en cientos de miles a las calles a socorrer a sus hermanos y la sangre nos dice que esto es lo que significa ser mexicanos: un pueblo que sabe dar y sabe darse, un pueblo que siendo pobre tiene una riqueza inmensa en su corazón repleto de amor y solidaridad”.
Subrayó la “lección tan conmovedora que ha sido ver a tantos jóvenes, días y noches ayudando a los afectados, repartiendo víveres, removiendo escombros, recorriendo ansiosos las calles buscando a alguien a quien ayudar. Esos muchachos, señora, son dignos hijos tuyos. Ellos han cruzado kilómetros y kilómetros, han pasado cansancio y largas esperas, sin desesperar, solo por ayudar, solo por tener la alegría de ver a alguien que vuelve a nacer desde los escombros, y por eso entonan esa canción que nos identifica: canta y no llores, que cantando se alegran los corazones. Disculpa niña mía que te presumamos un poco”.
Así mismo dijo que “nos sentimos orgullosos de nuestros soldados, marinos y policías que arriesgan su vidas y trabajan porque se sienten y son parte del pueblo que sufre”.
Indicó que “tú conoces mejor que nosotros a tantas personas que con generosidad y en el silencio han compartido sus bienes y los seguirán compartiendo para que México esté de pie y tenga un futuro más digno”. Comentó que pese al momento crítico que se experimenta la fe “no se desmorona”.
“Cuántas casas derruidas, cuantos pueblos arrasados, pero la fe está firme, la fe se tambalea, sí, pero no se desmorona” y dijo a la Guadalupana que ante la actual situación “necesitamos que nos abraces morenita, necesitamos que nos apapaches, que nos acerques al calor de tu corazón”.
En su homilía comentó que “esta ciudad tuya, madre ha vuelto a ser sacudida por violentos terremotos, los daños se han extendido en tu bendita tierra mexicana afectando a Chiapas, Oaxaca, Puebla, Morelos y el estado y la Ciudad de México, la que tú elegiste para poner tu casita, santuario donde muestras tu ternura, tu consuelo, tu bondad. Nos duelen en el alma las vidas perdidas, las familias desgarradas por el dolor, los niños inocentes que han muerto bajo los escombros y el llanto de sus padres que no pueden entender la tragedia”.
