Cuando la bandera comenzó a subir el viento arreció y las decenas de soldados que sostenían el lienzo monumental fueron arrastrados por la fuerza del enorme lábaro.
Fue tal la magnitud del viento, que el lienzo fue soltado por los soldados y se enredó en una torre de la que colgaba una línea de bocinas desgarrando la tela, y con la fuerza de ésta derribó el sonido.
A unos metros del incidente se encontraba el presidente Peña Nieto y los secretarios de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, y de la Marina, Vidal Francisco Soberón. No se movieron del sitio, mientras decenas de asistentes de la ceremonia corrían para solventar los efectos del viento.
Finalmente la bandera ondeó rasgada durante toda la ceremonia.