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Limitado empoderamiento económico femenino pese a inserción laboral: ONU

ONU Mujeres propone reconocer, reducir y redistribuir el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado; avanzar en la construcción de sistemas de protección social universal con enfoque de género; crear más y mejores empleos y transformar el trabajo en favor de los derechos de las mujeres. Foto @ONUMujeresMX

Jessica Xantomila

Ciudad de México. En América Latina y El Caribe, las mujeres han incrementado su participación en el mercado laboral pero se desarrollan en al menos tres escenarios en los que se ve limitado su empoderamiento económico, señala un informe de ONU Mujeres.

Los avances registrados “son indiscutibles pero también son innegables las persistentes brechas” incluso entre ellas mismas indica en “El progreso de las mujeres en América Latina y El Caribe 2017. Transformar las economías para realizar los derechos”. Actualmente, el 56 por ciento de las mujeres de la región participa en el mercado laboral, comparado con el 85 por ciento de los hombres.

ONU Mujeres señala que el género femenino se ha desarrollado principalmente en tres escenarios. En el de “pisos pegajosos” las mujeres encuentran mayores obstáculos de cara al empoderamiento económico. Tienen “a lo sumo educación primaria e ingresos familiares bajos. Su participación laboral es escasa” y a menudo lo hacen en ocupaciones “precarias”. Más del 40 por ciento de ellas carece de acceso a ingresos propios.

En el escenario de “escaleras rotas” están las mujeres con educación secundaria y de hogares de ingresos intermedios. “Pueden estar insertas en el mercado laboral, pero carecen de redes de protección que les permitan dar saltos de empoderamiento”. Carecen de apoyo estable en la organización de los cuidados, presentan tasas relativamente altas de monoparentalidad y cerca de un tercio carece de ingresos propios.

Y quienes se se topan con el techo de cristal. Mujeres con educación terciaria e ingresos familiares altos. La tasa de participación laboral es alta y convergente con la de los hombres. Mayor capacidad para contratar servicios de cuidados. Sin embargo, aún están lejos de haber alcanzado la igualdad con sus pares varones. Se desempeñan en contextos de recurrente discriminación laboral y segregación ocupacional que se expresan en persistentes brechas salariales y una mayor carga de trabajo doméstico y de cuidados que los hombres.

Para “evitar retrocesos, superar los obstáculos y avanzar en el empoderamiento económico de las mujeres en la región”, ONU Mujeres propone en su informe reconocer, reducir y redistribuir el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado; avanzar en la construcción de sistemas de protección social universal con enfoque de género; crear más y mejores empleos y transformar el trabajo en favor de los derechos de las mujeres.

Fomentar relaciones de familia igualitarias que reconozcan la diversidad de los hogares en la región y los derechos y deberes de las partes; crear las condiciones para el goce efectivo de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, y contener los efectos adversos de la desaceleración económica en la igualdad de género.