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No cerrar escuelas, exigen normalistas

Estudiantes de las 16 normales rurales del país se movilizaron ayer en Ciudad de México para exigir al gobierno federal y a las autoridades educativas alto a la represión contra esas casas de estudio. La imagen, a su paso por Reforma. Foto Víctor Camacho

Laura Poy Solano

Estudiantes de las 16 escuelas normales rurales del país se movilizaron en la Ciudad de México para decir al gobierno federal y a las autoridades educativas ya basta, ante los actos de represión contra esas ca-sas de estudio, las cuales, afirmaron, enfrentan una política de erradicación.

Una de las alumnas normalistas que participó en la protesta afirmó: venimos a pedir que no siga el hostigamiento del gobierno. Ya basta, porque cada vez que quieren y se les antoja atacan a las normales. Les somos incómodos y es evidente que su objetivo es cerrarlas a cualquier costo.

Cientos de jóvenes, casi un millar de acuerdo con cifras del Gobierno de la Ciudad de México, se concentraron la tarde de ayer en las inmediaciones del Ángel de la Independencia, de donde partieron en marcha hacia las instalaciones de la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación (Dgespe) en la avenida Arcos de Belén.

Frente a las oficinas de la dependencia se concentraron para realizar un mitin político, luego de que una comisión de siete estudiantes ingresó al inmueble para entregar sus demandas, entre ellas el cese del uso de la fuerza pública contra normalistas, estudiantes y maestros, y el rechazo al cierre o transformación de las normales rurales que afecte su función de internados.

Sin embargo, minutos después, y ante el rumor de la presencia de elementos del cuerpo de granaderos, los estudiantes inconformes determinaron subir a los autobuses que los habían trasladado a la capital del país para volver a sus planteles.

Falta infraestructura

Durante su marcha por Paseo de la Reforma, avenida Juárez y Balderas, los normalistas denunciaron los problemas que enfrentan sus escuelas. La mayoría, dijeron, con problemas de infraestructura y equipamiento.

Sabemos, dijeron, que los problemas han aumentado en cada uno de nuestros estados. El gobierno federal nos sigue viendo como la piedra en el zapato porque mantenemos entre los cinco ejes que estructuran nuestra formación normalista, el de la lucha política, que nos obliga a ser sembradores de conciencia en nuestro pueblo.

Es nuestra tarea como maestros normalistas rurales, afirmaron, abrir los ojos de los más pobres para ver cómo son explotados, para ver que es posible construir otros gobiernos que no son corruptos, que son justos e igualitarios. Por eso nos consideran peligrosos y quieren desaparecernos.

Acompañados de alumnas de las escuelas normales rurales de Amilcingo, Morelos; Panotla, Tlaxcala; y Cañada Honda, Aguascalientes, quienes recientemente enfrentaron agresiones por rechazar la disminución de matrícula en sus escuelas, los jóvenes normalistas portaron una manta de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (Fecsm), que cumple 82 años de existencia.

Venimos a la capital para hacer un claro llamado a todos los estudiantes normalistas, y al pueblo de México, a seguir trabajando con unidad y organización para enfrentar los abusos del gobierno, pero también del narcotráfico, que hoy se han convertido en lo mismo en nuestras comunidades, porque creemos que, sin esa unidad, sin esa búsqueda conjunta para encontrar salidas, vamos a sufrir más derrotas.