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Alonso Urrutia
Ciudad de México. A pesar del largo proceso de construcción de un marco legal, en los hechos, el Sistema Nacional Anticorrupción está siendo boicoteado ante la carencia de designaciones de funcionarios clave en su operación: los fiscales General de la República, Anticorrupción y Especial para la Atención a Delitos Electorales. Además, muy pocas entidades han concluido su armonización legislativa, sostuvo la coordinadora de la red por la Rendición de Cuentas, Lourdes Morales.
Durante la inauguración de la semana Anticorrupción organizada por la Secretaria de la Función Pública, lamentó que a pesar del involucramiento de organizaciones sociales en la elaboración de un nuevo marco legal de combate a la corrupción. Si hoy se denuncia nuevos casos de corrupción no pasaría nada porque no hay funcionarios que los procesen.
A su vez, el investigador del ITAM, Max Káiser cuestionó que la corrupción se preserve en México no por un asunto cultural como ha señalado le presidente, Enrique Peña Nieto, sino por la impunidad que hay en México a los casos de corrupción que operan como incentivos para su incidencia. Dijo que loa países con los niveles más bajos de corrupción obedecen a su intolerancia a casos de corrupción.
Por su parte, la investigadora de la UNAM, Issa Luna Pla aseveró que la corrupción tiene orígenes multifactoriales y reconoció la complejidad para alcanzar mediciones. Destacó que en la actualidad el Índice de Transparencia Internacional tiene eficacia solo para medir la percepción de la corrupción, pero no para medir sus dimensiones ni para aportar soluciones.
Para Roy Campos , de Consulta Mitovski si bien es cierto que la percepción de corrupción está fundada en una realidad inocultable, es claro que ésta al mismo tiempo alienta más corrupción particularmente en aquellos casos de otorgamiento de sobornos para lograr un trámite o allanar para obtener un permiso. Sin embargo, lamentó que la elevada tasa de impunidad en México alienta la preservación de redes y de incidencia entre los gobernantes porque no hay consecuencia a la corrupción.
