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Termina “modelo neoliberal y su política de pillaje”: AMLO

Andrés Manuel López Obrador clausuró el foro "Planeando juntos la transformación de México". Foto Jesús Villaseca

Alonso Urrutia y Dora Villanueva 

Ciudad de México. Desde Palacio Nacional, el presidente, Andrés Manuel López Obrador declaró “el fin de la política neoliberal”, esa “pesadilla” que prevaleció en México durante 36 años. “Quedan abolidas dos cosas”, sentenció al clausurar el Foro Planeando Juntos la Transformación de México: “el modelo neoliberal y su política de pillaje antipopular y entreguista”.

En el marco de la clausura del foro que servirá para la elaboración del nuevo Plan Nacional de Desarrollo, subrayó que “ahora nos toca edificar lo que sigue con la conciencia de que lo que hagamos será por la regeneración de nuestra vida pública. Tenemos la responsabilidad de construir una propuesta posneoliberal y convertirla en un modelo viable de desarrollo económico, ordenamiento político y convivencia entre sectores”.

López Obrador aseveró que el nuevo gobierno debe demostrar que la modernidad puede ser forjada “desde abajo y sin excluir a nadie; que el desarrollo no tiene por qué ser contrario a la justicia social”. Con ello, dijo, se superará la etapa neoliberal en la cual los planes de desarrollo eran elaborados a partir de las recetas que enviaban desde el extranjero.

El mandatario delineó 11 ejes que regirán las políticas públicas bajo su gobierno, entre las que resaltó: “El mercado no sustituye al Estado. Esta fue una patraña para imponer la política neoliberal, un sofisma. El estado no se diluye en ninguna parte del mundo, ni en China ni en Estados Unidos. Sólo estos tecnócratas despistados se les ocurrió que no hacía falta el Estado, sólo lo usaron para rescatar al sistema financiero en quiebra, con el Fobaproa”.

Dijo que nunca pensaron que la función central del Estado es conseguir que mejoren las condiciones de vida y de trabajo, así como la felicidad del pueblo.

Por ello, dijo, se debe impulsar una economía para el bienestar, es decir “que pensemos en que haya crecimiento de la economía pero también distribución de la riqueza y el ingreso. Eso es en esencia el desarrollo, por eso no sólo debe plantearse el crecimiento económico sin vincularlo al desarrollo.

Ligado a esto, resaltó López Obrador, “por el bien de todos, primero los pobres”. Hay que atender a todos, escuchar a todos, respetar a todos pero “darle preferencia a los más necesitados, a los vulnerables, explotados, marginados, olvidados. Eso es humanismo y eso tiene que ser característica del nuevo gobierno.

Tras enumerar como otros dos ejes la honestidad y la austeridad gubernamental para que no haya gobierno rico y pueblo pobre, el presidente identificó otro eje fundamental: “no hay paz sin justicia, porque la paz es fruto de la justicia”. Consideró que era inviable resolver el grave problema de inseguridad y violencia sin atender las causas sociales que la generan, es decir, atendiendo a los jóvenes.

Sólo así, focalizando políticas sociales, se puede lograr condiciones favorables para desincentivar la violencia. A partir de atacar este problema, el resto de la política de seguridad es complementario: la incorporación del Ejército y la Marina; una mayor coordinación entre las corporaciones sin violentar los derechos humanos, “sin masacres y sin más violencia”.

Como octavo eje rector, López Obrador mencionó retomar los principios fundamentales de política exterior sustentado en la máxima juarista del respeto al derecho ajeno. Esto significa la no intervención en asuntos de otros países y en definir que México no tiene afanes hegemónicos, que “llevemos a la práctica los principios de la autodeterminación de los pueblos, que no aspiremos a ser un imperio; la solución política de las controversias” .

Asimismo, otro criterio fundamental será lograr que no haya más migración forzada por causas de pobreza o de violencia, sino que ésta sea opcional.

Desde el Salón Tesorería del Palacio Nacional, López Obrador citó otro eje rector, el cual desató polémica en la semana, pues se refirió a la democracia como sinónimo del poder del pueblo, que implicaría construir una democracia participativa en el cual se haga realidad lo dispuesto en el artículo 39 constitucional que establece que el pueblo tiene en todo momento eld derecho de cambiar su forma de gobierno-.

“El pueblo pone y el pueblo quita, que siempre tenga las riendas del poder”, por eso subrayó la importancia de dejar plasmado la revocación del mandato, así como llevar a la práctica a otros principios democráticos como el referéndum, el plebiscito, la consulta ciudadana.

Finalmente refirió que otro principio del nuevo gobierno radica en la “ética, libertad y confianza, que equivale a lograr “el renacimiento de México, a la búsqueda del bienestar material y del alma” que será un elemento fundamental en la nueva etapa a partir de la recuperación de los valores nacionales.

JSL
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