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A pesar de la caída de 4.4% en enero, se insiste en la austeridad fiscal

Arturo Huerta González

El secretario de Hacienda insiste en que México no puede endeudarse porque lo impide la Constitución y que si se endeudan, ello incrementaría la carga del servicio de la deuda para las presentes y futuras generaciones. No se da cuenta que estamos en una crisis de niveles que no se presentaba desde 1932, y si el gobierno no incrementa el gasto deficitario y su deuda, la crisis seguirá profundizándose tal como lo reflejan los datos del Inegi donde el mes de enero muestra una caída anualizada de 4.4%. El gobierno dijo a fines del 2020, que el crecimiento de la economía se retomaría en los primeros tres meses del año, y la realidad lo desmiente. La economía no saldrá de la crisis por sí sola, requiere de la intervención del Estado a través de gasto deficitario para contrarrestar la caída de exportaciones, y del consumo e inversión privada, lo cual no acontece. El sector privado no tiene condiciones de ser motor de crecimiento, ni tampoco las exportaciones lo serán. Quien gana con las exportaciones son las empresas transnacionales que las generan, pero no el país, dado el alto componente importado con que trabajan, lo que no irradia al conjunto de la economía.

Se anunció la semana pasada que se reducirá la carga tributaria a Pemex para apoyar la reordenación de sus finanzas y que se ajustará la política fiscal para compensar dicha reducción tributaria. Es decir, ante la menor recaudación tributaria proveniente de Pemex, Hacienda recortará otras partidas para mantener el equilibrio fiscal. Esa práctica la emplearon en 2019 y 2020, y no se dan cuenta que ello ha contraído demanda e inversión y la actividad económica y el empleo. Todo en su posición religiosa, retrógrada de mantener austeridad fiscal y no caer en deuda, sin importarles las consecuencias negativas que sus políticas están generando. Mientras la gran mayoría de los países están trabajando con déficit fiscal y mayor deuda para encarar la pandemia y la crisis económica, aquí, hasta quieren patentar su política de no déficit fiscal y no deuda, y tendrían que añadir las consecuencias de éstas en términos de la destrucción de la capacidad productiva, alto desempleo y fuerte contracción de la actividad económica que ocasionan.

Los tomadores de decisiones en el país tienen que actualizar su literatura sobre política fiscal. Ésta no debe ser evaluada respecto a la disciplina fiscal y no endeudamiento, sino en función de su impacto sobre la economía, como sobre el empleo y el bienestar de la población. La deuda pública no significa problema alguno, si la adquiere el banco central a baja tasa de interés. De hecho, hace pocas semanas se publicó una carta firmada por premios Nobel de economía, economistas y políticos en diarios europeos, pidiendo al Banco Central Europeo que cancele la deuda que tiene de los países miembros de la zona euro, justo para que los gobiernos puedan seguir gastando para encarar la pandemia y la crisis económica y el desempleo. Si el secretario de Hacienda de México dice que la Constitución le prohíbe endeudarse si no es para infraestructura, que mande iniciativas de ley para modificar la Constitución y también para que Banxico le compre deuda directa al gobierno a baja tasa de interés, ahora que todavía tienen mayoría en el Congreso. De no hacerlo, y continuar con la austeridad fiscal y los recortes presupuestarios y la alta tasa de interés, caerá la actividad económica otra vez en este 2021, lo que aumentará la pobreza, el descontento de la población, como la delincuencia, situación que va a ahuyentar al capital en búsqueda de otras opciones de inversión en otros países.

Hacienda no tiene porqué sujetarse a la austeridad fiscal. El FMI ha señalado que los países deben tener gasto deficitario a favor de sus sectores estratégicos, por lo que los gastos, subsidios y exenciones tributarias a favor de Pemex, no deben ir acompañados con recortes presupuestales que afecten otras inversiones y gastos del gobierno.

La posición gubernamental de que seguirá con austeridad porque una menor carga de deuda facilitará la recuperación, es no saber economía. Lo que la austeridad fiscal está ocasionando es mayor contracción del sector productivo, mayor desempleo, menores ingresos a las empresas e individuos, y ello representa una tremenda carga que arrastrarán por años. Y en tal situación no podrán aumentar consumo e inversión, por lo que no habrá recuperación alguna, y se perpetuará el estancamiento. En cambio, si el gobierno trabajara con gasto deficitario con deuda a baja tasa de interés adquirida por Banxico, reactivaría la economía e incrementaría el empleo, lo que aumentará el ingreso de empresas e individuos y la recaudación tributaria, por lo que el servicio de la deuda no representaría carga alguna, pues las empresas y familias tendrían mejores condiciones de pagarla, y el gobierno vería reducido el déficit fiscal y el monto de la deuda. El gobierno debe saber que el déficit fiscal se mueve de manera contra-cíclica. Es decir, se reduce con el crecimiento de la actividad económica. El gobierno tiene que gastar más para impulsar la economía y su recaudación tributaria y así ver reducido el déficit fiscal y el monto de su deuda.

ahuerta@unam.mx
Profesor del Posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM desde 1975