Descomposición, dádivas y golpeteos
29 mayo, 2015
Compromisos
29 mayo, 2015

Acto de magia que a nadie convence

Ignacio Betancourt

L a caricatura de El Fisgón publicada ayer en La Jornada es contundente: un hombre con traje oscuro, encorbatado, con un escudito del PRI en la oscura solapa, copete en alto desenrrolla una larga tira de papel (que más parece papel sanitario) y en cuyo encabezado dice: “Medidas contra la corrupción”; a su lado, una mujer andrajosa y maltrecha le toca el brazo con su dedo índice mientras le comenta: “Oiga… ¿y no sería más sencillo, simplemente, no cometer actos de corrupción?”. La imagen no requiere comentarios.

Ahora que en el patio de honor (sic) de Palacio Nacional ha sido anunciada la reforma constitucional que crea el Sistema Nacional Anticorrupción, el señor presidente de la República en un acto de magia que a nadie convence afirma sin rubor que es: “un paso histórico a favor de una nueva cultura de la legalidad”; es decir, basta una declaración para transformar la realidad, en términos siquiátricos a tal comportamiento se le llama esquizofrenia ¿cómo debería denominar a tal acción el ciudadano común y corriente?

Dado que el ocupante de Los Pinos ha dicho: “Estoy firmemente comprometido con el combate frontal a la corrupción y con el fortalecimiento de la legalidad, la transparencia y la rendición de cuentas”. Ahora nada más habrá que descubrir esa nueva realidad en la vida cotidiana de más de cien millones de mexicanos afectados no simplemente por las palabras presidenciales; para no ir más lejos yo lo podré observar en El Colegio de San Luis, no por hablar de mi caso personal, sino porque este resulta ejemplo paradigmático del comportamiento sistémico de buena parte de las instituciones académicas locales y del país, pero sobre todo porque es algo que he ido conociendo desde su fundación al ingresar al Colegio, por invitación expresa de la misma institución.

Hablo del abuso que la presidenta de El Colegio de San Luis (Colsan) cometió el pasado mes de febrero en mi perjuicio al entregar con soberana displicencia (arropada por la complicidad del consejo académico, la secretaría general, la secretaría académica y el Órgano Interno de Control del Colegio), a mi nombre, de manera extemporánea, sin mi autorización ni mi conocimiento, algo que decidió llamar “mi expediente” a una Comisión de Evaluación del Personal Académico (CEPA) que cada año analiza el trabajo de los investigadores, siempre y cuando estos soliciten voluntariamente y por escrito dicha evaluación para la asignación de los llamados estímulos a la productividad. No obstante la flagrante trasgresión (tengo todas las pruebas pertinentes), al interior de la institución se ha desatado una insultante campaña de difamación y cordiales agresiones en mi contra, como si los ataques pudieran diluir el abuso de la Dra. Isabel Monroy.

Agotada la totalidad de las instancias internas para la solución del conflicto (lo juro), y convencido del poder absoluto de la blanda dictadura de quien lleva 18 años haciendo (y no haciendo) lo que su voluntad decide en un centro de ciencias sociales dependiente del Conacyt, sólo me queda el recurso de la denuncia externa (Derechos Humanos, Secretaría de la Función Pública, Conacyt nacional) y los medios de comunicación que no teman señalar a un distiguido personaje de la élite local (cronista vitalicia de la ciudad), tan habituada a la impunidad y a las buenas costumbres del despotismo ilustrado.

El anterior sábado 23, el Colectivo de Colectivos Mariano Jiménez, que integrando una comisión mixta (tres representantes de la Secult y tres de los colectivos) coordina las actividades que constantemente se llevan a cabo en el Centro Cultural Mariano Jiménez (5 de Mayo 610), realizaron la tercera y última mesa bajo el mismo título de las dos anteriores “Votar o no votar, por qué y para qué”, cada una de ellas con tres ponentes y diversos puntos de vista. En esta ocasión los parrticipantes fueron el notario público Eduardo Martínez Benavente, el profesor universitario Abraham Rivera y el estudiante Arturo Vázquez, de la Mesa de Transformación Política de la Asamblea Nacional Yo soy 132 (UNAM). El Colectivo de Colectivos considera que se cumplió el objetivo de presentar diversas opiniones sobre el tema para que quienes estén interesados tengan argumentos suficientes al tomar una decisión el próximo 7 de junio; el proyecto de realizar permanentemente mesas redondas sobre diversos temas tiene la finalidad de familiarizar al ciudadano con la reflexión pública de asuntos de actualidad y de interés colectivo.

Y para no perder la sana costumbre de las sistemáticas denuncias sobre el comportamiento de la Secretaría de Cultura del Estado, simplemente se consigna que ésta sigue sin responder (pese a la obligatoriedad constitucional para todo funcionario público de atender cualquier solicitud de información entregada por escrito) los oficios presentados en este año por el Colectivo “Es hora de hacernos agua” (sociedad civil), el documento más reciente solicitando se informe de las condiciones en que, hará cosa de dos años, fue entregada en comodato la llamada concha acústica del jardín de la colonia Industrial Aviación al párroco de la iglesia de la Santa Cruz, por intercesión del influyente padre Eduardo Córdova (pederasta prófugo) ante el gobernador Fernando Toranzo, afectando a grupos culturales de dicha colonia quienes durante años organizaron festivales artísticos dominicales para los habitantes del lugar. Ahora resulta que a los funcionarios a quienes la ciuadadanía les paga (con sus impuestos) para promover las actividades artísticas, se vuelven el principal obstáculo para la realización de las mismas ¿cambiará en algo el multimediático Sistema Nacional Anticorrupción a tan nefasta tradición potosina?

Del poeta argentino Oliverio Girondo (1891-1967) va la parte final del poema “Hay que compadecerlos”: (…) Se niegan al coloquio del agua con las piedras./ ignoran el misterio del gusano,/ del aire./ Ven las nubes,/ la arena,/ y no caen de rodillas./ No quedan deslumbrados por vivir entre venas./ Sólo buscan la dicha en las suelas de goma./ Si se acercan a un árbol no es más que para mearlo./ Son capaces de todo con tal de no escucharse,/ con tal de no estar solos.// ¿Cómo,/ cómo sabrían/ lo que han hecho,/ lo que hacen?// ¿Algo tiene de extraño/ que deserten del asco,/ de la hiel,/ del cansancio?// Sólo puede esperarse que defiendan el plomo,/ que mueran por el guano,/ que cumplan la proeza/ de arrasar lo que encuentren y exterminarlo todo,/ para que el hambre extienda sus tapices de esparto/ y desate su bolsa ahita de calambres.// Son ferozmente crueles,/ son ferozmente estúpidos…/ pero son inocentes.//¡Hay que compadecerlos!