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Camilo Arriaga, el activista

Guillermo Luévano Bustamante

A unque procedía de una familia adinerada, Camilo Arriaga encabezó y alentó protestas estudiantiles mientras radicaba en la ciudad de México, por 1892. La tradición de su estirpe, liberal por definición, no le contuvo a una estricta definición política. Compleja como todas las clasificaciones de las orientaciones políticas del siglo XIX, que no se reducen a la pugna entre liberales, más liberales y conservadores, su formación profesional estuvo marcada por distintas pautas ideológicas.

Nacido en San Luis Potosí, en el año de la ocupación francesa en México, por el 1862, el 10 de noviembre, hijo de Benigno y sobrino-nieto del ilustre Ponciano Arriaga, se acercó a la literatura política del siglo XIX desde que ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria. Ahí leyó a Bakunin y a Marx.

Liberal entonces, pero un poco marxista, pero luego muy anarquista, se opuso en forma tardía al gobierno de Porfirio Díaz. Ya había sido desde muy joven diputado local en su natal San Luis Potosí y eventualmente diputado nacional tras la muerte de su padre.

Por las protestas y oposiciones antigubernamentales que alentó, fue repudiado por el régimen, destituido de su cargo en la legislatura, gracias al poder desmedido que ejercía Díaz.

En el regreso a San Luis formó con otros jóvenes intelectuales, como el también potosino Antonio Díaz Soto y Gama, quien sería ideólogo del zapatismo, el Club Liberal Ponciano Arriaga. Desde esa plataforma organizaría en el 1901 el Primer Congreso Liberal en San Luis Potosí, en el recién inaugurado teatro de la Paz. A dicha reunión acudieron delegados de diversos rincones del país, como Ricardo y Enrique Flores Magón, otros liberales-anarquistas.

Ese congreso de los liberales serviría de puntal intelectual de una vertiente de la Revolución Mexicana. Opositor desde entonces al régimen porfirista, Camilo sería encarcelado y obligado a exiliarse en Estados Unidos en momentos cruciales de la definición del rumbo de la nación entre el 1908 y el 1914. Tras la salida de Díaz del país, provocada por la Revolución, Camilo ocupó de nueva cuenta cargos públicos.

Camilo Arriaga ha sido un intelectual y político que pesó por sus propios actos y no sólo por haber portado el apellido de su padre y de su tío abuelo. Más aún, tomando distancia del pensamiento puramente liberal para comprometerse con una causa mayúscula como fue la Revolución mexicana, matizada no por los precursores, sino por los triunfadores políticos y militares que moderaron el curso de la transformación del país tras la conclusión del porfiriato y que le darían a México durante el siglo XX el cariz de República democrática de economía mixta, pero que en el fondo han venido restituyendo los dirigentes y herederos de esa Revolución las condiciones políticas y sociales del viejo régimen de Díaz: precarización del empleo, acaparamiento de tierras en manos de unos cuantos; cuasi-latifundios para las mineras extranjeras, el regreso de compañías petroleras internacionales, autoritarismo y represión a las disidencias.

Los liberales como Camilo no eran como los neoliberales que hoy nos desgobiernan.

Twitter: @GuillerLuevano

Guillermo Luévano
Guillermo Luévano
Doctor en Ciencias Sociales, Profesor Investigador en la UASLP, SNI, columnista en La Jornada San Luis.