Debo, no niego; pago, no tengo
21 septiembre, 2016
Al pendiente
21 septiembre, 2016
Jaime Nava
Nada deberían tener en común los diputados Dulcelina Sánchez de Lira y José Luis Romero Calzada, la primera perredista de bajo perfil y, el segundo, un estrambótico miembro del PRI; sin embargo, ya sea por la convivencia legislativa o producto de su autoaprobado incremento salarial ambos se las arreglaron para presentar –por separado y al mismo tiempo– iniciativas para “proteger y promover” la lactancia materna.
Asunto que podría considerarse de ínfima relevancia de no ser porque las iniciativas presentadas por ambos diputados son prácticamente iguales entre sí y un vil plagio de la ley para la protección, apoyo y promoción a la lactancia materna del estado de México publicada en 2014. Oprobioso, por decir lo menos, que estos personajes políticos simulen la elaboración de trabajo legislativo por el que sin vergüenza alguna cobran puntualmente altísimos sueldos.
A la diputada emanada del círculo gallardista –o, mejor dicho, a su asesor– debemos reconocerle el mérito por intentar disimular el plagio de una mejor manera: su propuesta incluye cambios de palabras del texto original por sinónimos o modificaciones en el orden de algunas fracciones para hacer pasar como único su producto pirata.
En diciembre pasado a Romero Calzada se le acusó de incrustar en una de sus iniciativas párrafos completos tomados de Internet y éste se defendió arguyendo que no era plagio sino “derecho comparado”. Considerando lo anterior, es previsible que el priísta niegue la reproducción de un trabajo ajeno y atribuya su estafa legislativa (como lo hizo Martha Orta en su momento) a una “armonización” de las leyes potosinas con las mexiquenses.
El robo de Romero Calzada es tan burdo que hasta los artículos transitorios de la ley del estado de México fueron calcados palabra por palabra. ¿Cuál plagio supone una mayor injuria para los potosinos? ¿El que procuró maquillar Dulcelina Sánchez o el cinismo vuelto iniciativa de Romero Calzada? El diputado conocido como Tekmol es un plagiador serial, no es la primera vez que se atreve a realizar una bajeza así. De Sánchez de Lira no se conoce antecedente de imitación legislativa; empero, ahora está en duda la originalidad de su trabajo previo.
Estos hechos deberían dejar de ser aceptados con normalidad por los potosinos. La ausencia de sociedad en los espacios públicos está siendo aprovechada por grupos de poder y partidos políticos para colocar en los privilegiados sitios donde se toman las decisiones a representantes serviles, manipulables, incapaces de rebelarse contra los intereses que les llenan los bolsillos con erario.
Dulcelina Sánchez de Lira y José Luis Romero Calzada deberían solicitar licencia y retomar las actividades que desarrollaban antes de que su incursión en la política contribuyera a la devaluación del Poder Legislativo. No hace falta ser vidente para saber que, siendo el descaro una de las cualidades de estos ladrones de leyes, no dejarán la curul aunque les queme el asiento.
En un breve asunto: “A don Ricardo… casi le da un infarto del coraje que los muchachos sin educación hagan ese tipo de barbaries”, dijo el secretario vocero, Marco Antonio Aranda Martínez, sobre las pintas que aparecieron en diversos inmuebles históricos. Faltó preguntarle al vocero si “don Ricardo” también casi se petatea de coraje cuando un funcionario soledense movilizó a un grupo de personas “sin educación” para pintar la casa del diputado plagiador con la mirada cómplice de la policía municipal como represalia por haber borrado la palabra gallardía de la barda del panteón de El Saucito. Ya ven lo que pasa por andar poniendo el ejemplo.
Han pasado 270 días sin que se sepa el paradero de la pequeña Zoé Zuleica Torres Gómez.
¡Que la UASLP baje los costos de posgrados y licenciaturas! #EducaciónParaTodos
¡Ni un día más en el silencio, ni un día más sin Carmen Aristegui!
@JaimeNavaN
