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Israel López Monsivais

El sistema político mexicano y la hegemonía neoliberal entraron en una etapa terminal. La crisis económica de 2008 indicaba los primeros síntomas enfermizos del modelo económico. Brexit y Trump son señal de una nueva era. El panorama en México es incierto, no tenemos rumbo y nos acercamos a la tormenta perfecta: crisis económica, violencia, corrupción e impunidad.

A mi modo de ver, el régimen político mexicano está agotado. Por ejemplo, en la última elección en el estado de Veracruz salió victorioso un ex priísta que abanderó una alianza PRD-PAN. La entidad jarocha es el espejo nacional de los peores vicios de nuestra lamentable clase política. Los firmantes del Pacto por México desdibujaron su ideología partidaria a cambio de poder.

Eduardo del Río escribió hace tiempo el libro ¿Cuándo se empezó a xoder Méjico? Rius pregunta: ¿Cuál ha sido el peor presidente que hemos tenido? El autor llega a la conclusión que fue Miguel Alemán Valdés. Reconoce que Lázaro Cárdenas fue el último gobernante que se preocupó por los indios, obreros, campesinos y la soberanía nacional.

En cuanto Alemán Valdés, señala que prohibió al Ejército participar en política, suprimió al sector militar del partido único (PRM) y finalmente fundaría al Partido Revolucionario Institucional tal y como lo conocemos. El cachorro de la revolución fue financiado por empresarios y banqueros. Gobernó de 1946 a 1952 comenzando lo que Rius denomina el sexenio alegre:

Pensamiento de modernizar al país a semejanza de nuestro vecino del norte, llegada de sus trasnacionales, prensa pagada, negocios privados del presidente y sus colaboradores favoreciéndose del poder público y Televisa a manera de vocero no oficial de Los Pinos. Modelo replicado por los gobiernos de todos los partidos políticos.

Con la entrada del milenio nos prometieron a los mexicanos que transitaríamos del autoritarismo a la democracia. Sin embargo, Acción Nacional no cumplió. Demostró ser más de lo mismo. El académico John Ackerman publicó El Mito de la transición democrática. De inicio plantea que los gobiernos panistas durante los doce años que gobernaron ejercieron la lógica y prácticas priístas.

El cambio estructural del régimen no se dio. Vicente Fox dejó pasar la oportunidad de hacer historia. En la misma línea el politólogo Mauricio Merino redactó El futuro que no tuvimos: crónica del desencanto democrático. Explica Merino que en 2000 se gozó de cierto bono democrático que terminó en noviembre de 2003. A lo que llama el periodo del desencanto.

Apunta que se renunció al futuro, agravándose la inseguridad e impunidad. La decepción democrática terminó con la victoria del PRI en 2012. Enrique Peña Nieto ha tocado fondo. Es impopular, corrupto e insostenible. Finalmente la sociedad mexicana despertó en todo el territorio. Es significativo señalar que no sólo van por la cabeza del Presidente.

Las protestas ciudadanas demandan terminar con todos los privilegios de la clase política. Ha llegado el momento de cambios estructurales en el sistema político mexicano. Los cambios sociales y políticos son procesos que pueden llevar varios años. Esto quiere decir que no se puede bajar la guardia. Debemos luchar por una verdadera transformación democrática.

San Luis Potosí valientemente debe sobreponerse a su clase política: legisladores que son una verdadera vergüenza, un gobernador ausente y crecimiento de la gallardía autoritaria. México tiene que decidir su rumbo. Por último, me queda claro que el régimen político está desahuciado. Los dinosaurios no se irán tan fácilmente. Solamente la organización popular podrá resolver el futuro de la nación.

@francotiradort1

liclopezmonsivais@gmail.com

Israel López Monsivais
Israel López Monsivais
Abogado y Maestro en Gestión Pública; Catedrático, FCA, UASLP. Estudiante de Doctorado en Estudios Latinoamericanos.