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Debate en Coahuila, entre el equilibrio y la bravuconería

Mariana Hernández Luna

El pasado jueves 20 de abril se realizó en la Universidad Iberoamericana de Torreón el Encuentro universitario con los candidatos para gobernador de Coahuila. Entre los asistentes que llenaron el gimnasio auditorio había alumnos de la Ibero y de otras universidades, miembros de la sociedad civil, simpatizantes de los candidatos e incluso algunos ex diputados panistas, como Marcelo Torres Cofiño.

Guillermo Prieto Salinas, rector de la Universidad, dio la bienvenida y dijo que el propósito era acercar las propuestas de los candidatos a los jóvenes; destacó que ellos ya no creen en los partidos y que al estar decepcionados no votan. Precisó que no se trataba de un mitin político y que la intención era escuchar a los candidatos.

Al encuentro sólo acudieron cinco de los siete candidatos: Armando Guadiana Tijerina de Morena, Guillermo Anaya Llamas de Alianza Ciudadana por Coahuila (PAN, UDC, PPC y PES), José Ángel Pérez Hernández del PT y los independientes Javier Guerrero García y Luis Horacio Lucho Salinas Valdez.

Miguel Ángel Riquelme, de la coalición Por un Coahuila Seguro (PRI, PVEM, Panal, PSD, Partido Joven, PRC y Campesino Popular), había rechazado asistir al encuentro por no tener tiempo en su agenda. De último momento se supo que Mary Telma Guajardo, del PRD, no acudiría debido a un percance en la carretera. Subió luego un video a las redes sociales para hacer constar el incidente, lo que le valió algunos memes. En cuanto a Riquelme, ni siquiera el video realizado por los estudiantes de la Ibero y su publicación en las redes sociales lograron disuadirlo, lo que provocó la desaprobación de la comunidad estudiantil.

Los candidatos que se presentaron con sus respectivas porras fueron el panista Guillermo Anaya y el independiente Javier Guerrero, a sus seguidores hubo de llamárseles la atención en diversas ocasiones debido a los aplausos y gritos que emitieron.

Los ejes sobre los que versó el encuentro fueron tres: prevención y combate a la corrupción, oportunidades de empleo y educación para los jóvenes, y estrategias para garantizar la seguridad en el estado.

En cuanto a la corrupción pueden destacarse dos estrategias que fueron retomadas por casi todos los candidatos: crear organismos o comisiones de fiscalización independientes y la participación de la sociedad civil en los mismos.

La ausencia de Riquelme posibilitó destacar la presencia dominante del tema de los hermanos Moreira y su continuismo en asuntos como la corrupción y la inseguridad. A casi todos los candidatos les faltó precisión, pues agotaban el tiempo en hacer señalamientos de corrupción sobre los Moreira y en acusarse por haber mantenido vínculos con ellos o con el PRI, como fue el caso de Guadiana y José Ángel Pérez que muy poco hablaron de sus propuestas. En cuanto a Anaya, la mayor parte de sus intervenciones buscó destacar sus logros cuando fue presidente municipal de Torreón y señaló que incluso la educación, en todos sus niveles, estaba secuestrada por los Moreira. Los independientes fueron quienes más se alejaron del círculo de las acusaciones. Javier resaltó la importancia de la participación ciudadana, la recuperación del tejido social a través del empleo y la educación, así como la necesidad de un gobierno abierto; también se dijo orgulloso de su pasado priísta y de haber logrado, como Secretario de Finanzas del Estado, entregar Coahuila a Humberto Moreira sin deuda pública. Lucho propuso crear nuevas universidades, inversión por cada zona para generar empleos, impulsar el turismo y siete puntos para garantizar la seguridad en el estado; admitió que él y su familia eran empresarios y que trabajó con gobiernos municipales, estatales y federales.

El cierre sobre las propuestas lo hizo José Ángel Pérez y con un tono rozando la bravuconería espetó a todos los candidatos; a Guadiana y a Guerrero les recordó su pasado priísta, a Anaya lo acusó de ser comparsa del PRI y remató diciendo que Lucho era proveedor del actual gobierno estatal. Lo curioso es que tuviera un lapsus amnésico, pues él fue diputado local (2003-2005) y presidente municipal de Torreón por el PAN (2006-2009).

Antes de finalizar el encuentro se realizaron dos preguntas a cada aspirante que provenían de la audiencia y, a decir de la moderadora, se recibieron más de 500 que serían proporcionadas a los candidatos para que ellos las contestaran después. Tanto a Guadiana como a Pérez Hernández se les preguntó acerca de las iniciativas para la comunidad LGTB y, de nueva cuenta, faltó precisión, el primero dijo que su gobierno sería democrático y que respetaría a las minorías; el segundo, que lo sometería a consulta ciudadana.

Anaya hubo de contestar cómo había logrado comprar una casa de 20 millones de pesos con su salario, un tanto incómodo respondió haberlo hecho con sus ingresos como abogado en sus despachos jurídicos de Torreón y de la Ciudad de México.

Indudablemente el ejercicio en la Ibero fue mucho más ágil y ameno que el realizado el día anterior por el Instituto Electoral de Coahuila y que a ratos se convirtió en un auténtico soporífero.

El próximo gobernador de Coahuila habrá de enfrentar un sinnúmero de retos, entre los que destacan dos que podrían poner en riesgo la viabilidad del gobierno estatal. Uno, la deuda pública bancaria heredada por las administraciones de los hermanos Moreira que al 31 de marzo de 2017 ascendía a $36,441,498 millones de pesos (http://www.sefincoahuila.gob.mx/contenido/docs/deuda/informes/idp032017.pdf) y que ha convertido a la entidad en una de las más endeudadas del país. Dos, quien resulte ganador lo será por un porcentaje muy reducido, considerando que son siete los contendientes (cinco de ellos representan a 14 partidos políticos y dos independientes) y que las elecciones del 2015 mostraron que poco más de 40 por virnto acudieron a sufragar, de seguir esta tendencia el porcentaje de votantes que otorgue el triunfo ni siquiera será representativo de la mayoría de los coahuilenses. Los retos son enormes para quien resulte vencedor, gobernar un estado con las finanzas severamente dañadas y con un electorado profundamente dividido. Por tanto, es importante exigir un mayor nivel a los candidatos para que no malgasten su tiempo ni el de los electores en espectáculos mediocres que sólo son escaparate para las promesas de siempre, se requiere presentar propuestas viables y acordes a la realidad financiera del estado, capacidad de pensamiento crítico y de lo complejo, sensibilidad ante el disentimiento y la diversidad. Como coahuilense continúo preguntándome: ¿Alguno de los candidatos tendrá la capacidad de sacar a Coahuila de la lamentable situación en que le han dejado las últimas dos administraciones priístas de los hermanos Moreira?

JSL
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