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Dictadura prianista

Ignacio Betancourt

Todos los síntomas parecen indicar que en México se gesta, a pasos agigantados, una dictadura que no se atreve a decir su nombre. El autoritarismo más disimulado prepara el terreno para el pleno dominio de grupos de poder político y económico que han decidido mostrarse en todo su esplendor, que para darles brillo funcionan admirablemente el prianismo y sus achichincles, partidos y personajes, grandes empresarios y políticos de viejo cuño, quienes sin remilgos entregan pasado y porvenir para mantenerse medrando de todas formas y de cualquier modo, pues como tales complicidades permiten un excelente conjunto de ventajas comenzando por la impunidad más rampante, todo sigue viento en popa.

Ocupémonos, así sea fugazmente, de la manifiesta y “discreta” privatización de la educación en todos los niveles, que es un indicio inocultable de las más inconfesables aspiraciones gubernamentales y capitalistas (aunque suene anacrónico). Señalemos ahora el caso del estado de Querétaro como un ejemplo espectacular, aunque en realidad esté expresando un problema nacional y generalizado. En Querétaro el gobierno estatal encabezado por el panista, Francisco Domínguez Servín obtuvo, con la aprobación de los legisladores panistas pagados con los impuestos del pueblo queretano, “el presupuesto más bajo de los 17 años recientes para la Universidad Autónoma de Querétaro”; una encubierta jugada en beneficio de la educación privada según denunció el propio rector de dicha Universidad.

El presupuesto del Estado que entrega la federación y el propio gobierno estatal para el rubro educativo en Querétaro no muestra ningún aumento significativo, el rector Gilberto Herrera Ruiz explicó en entrevista con Mariana Chávez (corresponsal de La Jornada en Querétaro): Que en el año 2000 el incremento para la Universidad fue 1.88% de los recursos totales asignados al Estado, y para el próximo año la proporción habrá de reducirse a 1.5%. Resulta evidente que al disminuir los recursos económicos en el aspecto educativo se restringe significativamente el desarrollo de la educación pública, y si lo vemos en el contexto del abrumador crecimiento de instituciones particulares de educación el atentado se explicita. Dice Herrera Ruiz: “Querétaro se ha vuelto un espacio muy rico para la educación privada.” La disminución en el presupuesto estatal queretano para la educación en general será 123 millones de pesos menor para el próximo año en un lugar donde existen 101 instituciones de educación superior privadas, según el propio Sistema Nacional de Información de Escuelas de la Secretaría de Educación Pública.

Resulta preocupante que el mayor incremento en el presupuesto estatal de Querétaro para 2018 sea en el rubro de “obras y acciones” con el doble de lo ejercido en 2017. Pareciera que la natural ambigüedad de un enunciado como “obras y acciones” sólo es la coartada legaloide para la prosperidad de los negocios de funcionarios prianistas y sus cómplices. El rector siguió diciendo que la Universidad Autónoma de Querétaro el año de 2012 hubo de “rechazar 10 mil aspirantes por falta de cupo”, y a estos miles de jóvenes habrá que sumar los 14 mil del presente año. Resulta increíble imaginar un gobierno federal constituido entre otras cosas para proveer mano de obra a la delincuencia organizada.

Esa es la dimensión de la realidad política y pública del país en que sobrevivimos y padecemos algo más de cien millones de seres humanos de todas las edades y diversas condiciones sociales. Por supuesto mucho más padecen los más pobres, como siempre fatal costumbre ciudadana. Y si a la educación sumamos la inseguridad y los fraudes electorales y las complicidades encubiertas, y las cuestiones laborales y las llamadas reformas  estructurales y las disputas partidarias y la gasolina y los alimentos y al señor Trump y decenas de otros asuntos pendientes de solución, el panorama resulta perfecto para la instauración de una anacrónica e insoportable dictadura prianista.