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El proceso de reeducación es el verdadero desafío

Ignacio Betancourt

Un sistema económico (y social y cultural) construido por la depredación sobre millones de ciudadanos trabajadores (mal pagados), por quienes debido a ser los únicos (brutales) usufructuarios da la más desvergonzada rapiña llegan a considerarse eternos y merecedores legalmente de las ganancias que su sistemático robar produce (ellos lo llaman negocios), los vuelve sumamente susceptibles a cualquier cambio que modifique su destructivo proceder. Los latrocinios que a cada segundo realizan, los autoriza (moralmente según ellos) a reclamar con enojo supremo su derecho a vivir de los demás, y cuidado con que alguien los toque con el pétalo de la más insignificante modificación, que les impida la ganancia de algunos de los miles de millones que acostumbran embolsarse diariamente, porque se vuelven de una ferocidad sólo semejante a su impunidad, pues para eso ponen y quitan funcionarios y gobiernos. Sus empleados priistas (durante décadas) y panistas (durante años) los malacostumbraron a robar “legalmente”, y actualmente se niegan a dejar de ser dueños de un país que los ha enriquecido de las peores maneras.

El nuevo presidente de la República va a tener que negociar algunas cosas definitivamente inaceptables para la población, si las multitudes de afectados (y posibles beneficiarios) no se vuelcan a las calles de todo el país fortaleciendo los reclamos. El nuevo gobierno, él solo, no podrá, implementar muchas modificaciones, necesarias (e indispensables) si las mayorías ciudadanas no se manifiestan. Si fueron capaces de votar en contra de sus consuetudinarios verdugos, ahora deberán ser capaces de apoyar en las calles, todo aquello que a fin de cuentas los han de beneficiar. Si se comportan esperando que el nuevo gobierno les resuelva todo, y siguen comportándose como cuando el PRI o el PAN decidían por ellos, nada cambiará. El proceso de reeducación es el verdadero desafío. La nueva educación de millones de ciudadanos es el verdadero compromiso, urge que mucho asuman ¿será posible? Los cambios nunca son acontecimientos únicos, son procesos.

Los banqueros saltan, dicen quienes se dan la gran vida a costillas de la miseria del ciudadano honesto que se genera: “gran preocupación entre los empresarios, particularmente en el medio financiero” ¿Y quién debe hablar por el ciudadano, víctima sistemática de la voracidad de los señores del dinero? ¿A quién deberá servir un nuevo gobierno federal de “izquierda”? ¿Cómo habrán de participar los ciudadanos? La solución es tarea de muchos, especialmente de las víctimas de la voracidad de quienes se apropian de los países así como de sus mejores cosas ¿Quién paga sus festejos, sus comilonas, sus lujos, sus exabruptos de ricachones con el sudor de los que cotidianamente se chingan? ¿Quién paga sus corbatas, sus mujeres, sus trajes, sus zapatos? En los días actuales, una palabra como dignidad se llena de nuevos matices. Mucho cuidado deberán tener quienes confunden impunidad con eternidad.