Afectados al menos 30 mil usuarios del Aeropuerto de Tijuana
26 diciembre, 2022
Insistirá AMLO a Biden atender causas que generan migración
27 diciembre, 2022

¿En realidad es bueno para el país mantener la estabilidad del tipo de cambio?

Arturo Huerta González

El 23 de diciembre del 2022 el presidente de la República en su cuenta oficial de Twitter señaló como un logro que “en medio siglo no se había visto que el peso, en lugar de devaluarse, se apreciara al grado de ser la moneda más fortalecida con relación al dólar”, pero para nada señaló a costa de qué se ha logrado la ‘fortaleza’ del peso y a quien beneficia.

La estabilidad del tipo de cambio en el país no se ha logrado porque la economía tenga superávit de comercio exterior, es decir, no es porque las exportaciones de la economía sean mayores que las importaciones, sino se ha mantenido con la entrada de capital financiero, para lo cual se han establecido altas tasas de interés y la austeridad fiscal, las cuales atentan sobre el crecimiento de la inversión, de la economía y del empleo. Tales políticas han llevado a que la actividad económica del tercer trimestre del 2022 sea menor al PIB del primer trimestre del 2018. Además, el Inegi reporta que en octubre del presente año solo registró la actividad económica un avance de 0.03% respecto al mes anterior, por lo que prosigue la desaceleración de la actividad económica, por lo que no hay que festinar la estabilidad del peso respecto al dólar.

La estabilidad del tipo de cambio protege a los dueños del dinero debido a que la devaluación de la moneda les afecta. Además de que ellos se favorecen de las altas tasas de interés, la cual afecta a los deudores (empresas, familias y gobierno) debido a que transfieran mayores recursos al sistema bancario por el mayor costo de la deuda. La austeridad fiscal establecida para mantener la estabilidad cambiaria está orientada a reducir las presiones de demanda sobre precios y la participación del gobierno en la economía, para que el gran capital pase a invertir donde el gobierno deja de hacerlo, para abrirle los espacios de inversión a la cúpula empresarial, para que venga al país y no se vaya y así evitar presiones sobre el tipo de cambio.

En su afán de favorecer al sector financiero, se prioriza la estabilidad del tipo de cambio a costa de no tener políticas económicas a favor del crecimiento económico, de la generación de empleo bien remunerado.

La defensa a ultranza de la estabilidad del tipo de cambio no toma en cuenta que las crisis económicas en el país han sido antecedidas por dicha política que abarata el dólar y con ello el precio de los productos importados, los cuales desplazan a la producción nacional. Ello nos ha llevado a tener menos industria, menos producción de granos básicos, menos trabajo formal, menores salarios y creciente déficit de comercio exterior. Esto se ha traducido en mayores niveles de endeudamiento interno y externo, en crecientes problemas de insolvencia y en mayor dependencia de la entrada de capitales, lo que nos coloca en un contexto de alta vulnerabilidad externa. Cualquier alza de la tasa de interés internacional, como inestabilidad de los mercados de capitales y de divisas internacionales pasa a afectarnos, ante la incapacidad productiva nacional y falta de manejo soberano de política económica para hacer frente a dicha situación, lo que evidencia la fragilidad de la llamada fortaleza del peso.

A pesar de la menor capacidad productiva de la economía, el presidente continúa con sus promesas de que antes del término del sexenio se incrementarán los salarios de maestros, militares y trabajadores de la salud, y el problema es que para ello se tiene que flexibilizar la política fiscal (dejar de lado la austeridad fiscal), lo que no han hecho en todo lo que va del sexenio, debido a que temen que ello comprometa la estabilidad del tipo de cambio. Además, para aumentar salarios se tendría que incrementar la producción interna de los bienes de consumo salarial para evitar presiones inflacionarias y el problema es que se requiere baja tasa de interés e incremento del gasto público y subsidios para aumentar dicha producción, situación que no está presente, debido a que se prioriza la estabilidad peso-dólar. Con las políticas predominantes que privilegian dicha estabilidad, tendremos mayor caída de la producción, del empleo, problemas de insolvencia, mayor vulnerabilidad externa, que será acentuada por la desaceleración de la actividad económica mundial.

El gobierno adjudica la inflación a la inflación mundial. El problema es que si ésta nos afecta es por los rezagos productivos existentes en la economía y la dependencia de productos importados a lo que nos ha conducido la política neoliberal predominante.

Mientras la política económica siga priorizando la estabilidad del tipo de cambio (peso fuerte con relación al dólar), seguirá relegando el desarrollo industrial y agrícola y la generación de empleo bien remunerado, por lo que la economía se encamina a un sexenio perdido y a una crisis prolongada.

ahuerta@unam.mx
Profesor del Posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM desde 1975